La licenciada en Nutrición, doctora en Biología y magister Internacional en Nutrición y Dietética, Antonella Biasi, aborda el análisis de la deficiencia de zinc, un problema nutricional de relevancia global que, pese a su impacto en la salud, suele pasar desapercibido debido a la ausencia de síntomas clínicos evidentes y a la falta de biomarcadores confiables para su detección temprana. Esta deficiencia afecta especialmente a poblaciones vulnerables, como niños/as, adultos mayores y personas con dietas inadecuadas, y compromete funciones esenciales del organismo como la inmunidad, el crecimiento celular y la integridad de tejidos, entre otras.
El interés por investigar la deficiencia de zinc surgió a partir de la relevancia biológica y clínica de este micronutriente, cuya insuficiencia afecta múltiples funciones esenciales del organismo como el crecimiento, la inmunidad, la cicatrización, el desarrollo neurológico y la función antioxidante. Su deficiencia, incluso en formas subclínicas, puede tener consecuencias significativas, especialmente en grupos vulnerables como niños/as, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Según explicó Antonella, abordar esta problemática desde la investigación científica es clave para generar evidencia que permita prevenir, detectar y manejar esta deficiencia de forma temprana, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la población. El estudio del zinc se inscribe así en un enfoque más amplio de salud pública y nutrición preventiva, con fuerte impacto social.
El estudio se desarrolló desde un enfoque integral y multidisciplinario, con el objetivo de evaluar el riesgo de deficiencia de zinc desde distintas dimensiones: el contenido y la bioaccesibilidad del mineral en alimentos, el desarrollo de nuevas metodologías analíticas, el análisis del consumo en población adulta, la validación de un biomarcador nutricional y la propuesta de estrategias preventivas a nivel comunitario.

En una primera etapa, se analizó la concentración y biodisponibilidad de zinc en alimentos de alto valor nutricional como espirulina, maca, germen de trigo y semillas de zapallo, así como en fideos comerciales, donde se evidenció una pérdida significativa del mineral tras la cocción y una baja bioaccesibilidad. También se evaluó la presencia de zinc en aguas de consumo de la provincia de San Luis, encontrando niveles muy por debajo de los valores recomendados. En paralelo, se desarrolló una nueva técnica electroquímica, precisa y de bajo costo, para la determinación de zinc en matrices alimentarias, ambientales y biológicas. En la segunda etapa, se investigaron los patrones de consumo de zinc en adultos y adultos mayores de la UNSL mediante una encuesta validada, revelando que más del 30% de los participantes presentaban una ingesta insuficiente, con mayor prevalencia en hombres y en individuos mayores.
Por otra parte, la científica expresó que se evaluó la concentración de zinc en cabello como posible biomarcador del estado nutricional, encontrando valores dentro del rango normal en la mayoría de los casos, pero con niveles más bajos asociados a dietas deficitarias o presencia de enfermedades. Por sus características prácticas y no invasivas, esta metodología se propone como herramienta útil para la detección precoz y seguimiento del estado nutricional de zinc. «El trabajo plantea estrategias alimentarias y nutricionales basadas en la evidencia, como la diversificación de la dieta, la fortificación de alimentos y la suplementación, orientadas a la prevención de la deficiencia de zinc, especialmente en grupos poblacionales en riesgo», dijo Antonella.
Metodología de la investigación. La investigación abordó la problemática de la deficiencia de zinc desde una perspectiva integral, empleando dos (2) grandes enfoques metodológicos complementarios. Por un lado, se llevó a cabo un análisis experimental, que incluyó la evaluación del contenido y la bioaccesibilidad de zinc en diversos alimentos, tanto funcionales como de consumo masivo, así como en aguas de diferentes fuentes. Para ello, se utilizaron técnicas analíticas como la espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) y fluorescencia en fase sólida (FFS). Además, se desarrolló una nueva metodología electroquímica basada en electrodos de carbono serigrafiados modificados con nanomateriales, destinada a la determinación precisa de zinc en matrices ambientales, alimenticias y biológicas.
Por otro lado, se implementó un análisis de tipo poblacional, a través de un estudio descriptivo y transversal en adultos y adultos mayores del ámbito universitario, con el fin de evaluar el consumo dietético de zinc y estimar el riesgo de deficiencia. Además, se analizó la concentración de zinc en cabello como biomarcador potencial del estado nutricional del mineral. Esta combinación de metodologías permitió obtener una visión amplia del problema, desde el aporte dietario hasta el estado nutricional en individuos, contribuyendo al diseño de estrategias alimentarias y de salud pública para prevenir la deficiencia de zinc en poblaciones vulnerables.

Aporte social. Este estudio tiene un impacto en la salud pública, ya que aborda una deficiencia nutricional de creciente prevalencia, como es la del zinc, la cual afecta especialmente a los grupos más vulnerables. Desde una perspectiva epidemiológica, el estudio permite dimensionar el riesgo nutricional en poblaciones concretas, facilitando la identificación de sectores en los que se requiere intervenir con políticas y estrategias específicas.
El trabajo aporta conocimientos clave sobre alimentos fuente de zinc y su biodisponibilidad, así como sobre el consumo real de este micronutriente en adultos, lo cual permite diseñar recomendaciones alimentarias más eficaces. «En paralelo, se desarrollaron y validaron metodologías innovadoras para la cuantificación de zinc en diferentes matrices, incluyendo un posible biomarcador no invasivo como el cabello, lo que facilita la detección temprana de deficiencia en individuos o comunidades. En conjunto, estos aportes contribuyen a la promoción de la salud, la prevención y el manejo nutricional de la deficiencia de zinc, fortaleciendo la base científica necesaria para implementar acciones concretas que mejoren la calidad de vida y el bienestar de la población», expresó Antonella.
Datos
El proyecto de investigación al que pertenece el trabajo se titula: Alteraciones Morfofuncionales Inducidas por Deficiencias Nutricionales u Hormonales. Efectos sobre el Sistema Cardio-Respiratorio, y forma parte del Laboratorio de Morfofisiología del Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis, de doble dependencia UNSL/CONICET.
Los estudios sobre deficiencias nutricionales comenzaron en la década del 90, en el marco del proyecto de investigación dirigido por la doctora Sofía Giménez, con énfasis en los oligoelementos y sus efectos sobre el organismo. Desde entonces, se definió una línea de investigación que trabajó con la deficiencia de zinc experimentalmente, donde se avanzó sobre los efectos de esta deficiencia en pulmón y la importancia de este oligoelemento en la regulación inmunológica y metabólica de este órgano. Con esta línea se doctoró en primera instancia la Dra. Nidia Noemí Gómez, quien continúa está investigación que tienen como tema central la deficiencia de zinc y sus consecuencias.
Actualmente, este proyecto de investigación de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF) dirigido por la Dra. Nidia Noemí Gómez, cuenta con una activa producción académica que incluye tesis de posgrado y grado, así como publicaciones científicas, capítulos de libros y presentaciones en congresos. «Este recorrido consolidado ha permitido profundizar el conocimiento sobre el zinc desde distintas perspectivas, integrando enfoques nutricionales, bioquímicos, epidemiológicos y analíticos», concluyó Biasi.
Fotos: archivo Prensa Institucional UNSL