Comenzamos a transitar épocas de bajas temperaturas y cumplir con la ventilación permanente en espacios concurridos y cerrados, se dificulta. Es por ello que en la UNSL comenzaron a colocarse sensores de dióxido de carbono para monitorear la calidad del aire que se respira. Esto será indicador de los periodos en los cuales corresponde ventilar y desalojar los recintos para mayor seguridad y reducir al mínimo las posibilidades de contagios.
Esta medida fue acordada en la Comisión paritaria y quedó establecido en el Protocolo de Presencialidad Cuidada que aprobó el Consejo Superior, para los recintos donde se desarrollan actividades con estudiantes y gran número de personas, particularmente en épocas de frío donde no se puede ventilar con tanta frecuencia por las bajas temperaturas.
El IV Bloque fue el primer espacio en recibir este sensor. Particularmente se ubicó en un aula, en la parte donde se ubica el/la docente. Este monitor cumple la función de indicar un tiempo máximo tolerable de estadía en un recinto cerrado, permitiendo que no se supere la concentración recomendada por el protocolo (700 partes por millón).
Una vez indicado este límite, se recomienda desalojar el recinto (ya sea aula, anfiteatro, laboratorio o en algún otro donde se esté desarrollando alguna actividad) y ventilar, al menos unos 15 minutos y después volver, asegurándose que el sensor de CO2 marque una disminución de la cantidad de dióxido de carbono.
Se recuerda que el CO2, el dióxido de carbono, es un gas producto de la respiración de las personas, con lo cual a medida que transcurren el tiempo en un lugar cerrado, ese gas se empieza a acumular e indica que hay mucho aerosol de la respiración en el ambiente, y es de público conocimiento que esa es una de las principales vías de contagio de COVID y de otras enfermedades respiratorias.