Promocionan la salud y la prevención de enfermedades en barrios de la ciudad


Desde el proyecto S.A.L.U.D, saber cuidarte alarga tu vida y bajo el lema: Te quiero bien, te quiero sano, un grupo de docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud (FCS) realizan promoción, prevención y asistencia no invasiva en la comunidad.

El objetivo del trabajo es incentivar hábitos saludables, el deporte y la concientización en el cuidado integral y transdisciplinar de la salud.

Luciano De Vicente es el director actual del proyecto. El mismo surgió de una necesidad de estudiantes de Franja Morada de la FCS, de tener más participación comunitaria. El trabajo integra a las cuatro (4) carreras de la Facultad: Enfermería, Nutrición, Fonoaudiología y Kinesiología y Fisiatría; además, participan estudiantes de Psicomotricidad de la Facultad de Psicología (FaPsi) y la ONG San Luis, futuro saludable.

S.A.L.U.D nació hace bastante tiempo en la UNSL, bajo la dirección de Silvia Fernández. En una época funcionó como Proyecto de Extensión de Interés Social y Cultural (PEIS) y de a poco fue aumentando el número de integrantes. En los últimos años se han presentado en convocatorias nacionales, con el objetivo de obtener más financiamiento para realizar más actividades y llegar con mayor intensidad a la comunidad.

Sobre el trabajo, Yésica Ibarra, sostiene que como estudiantes realizaban actividades en barrios, escuelas, centros de atención primaria de la salud, pero querían hacer un poco más. «No queríamos que sea una práctica de una materia curricular, sino que queríamos poder cambiar o modificar algo», dijo.

Las actividades con la comunidad son sin rango de edad. Realizan talleres de RCP, controles de índice de masa corporal, control de presión arterial, de glucemia y otras tareas que tienen una impronta de promoción de la salud, prevención de la enfermedades y de ayudar a contribuir en los diagnósticos de obesidad, desnutrición, dificultades respiratorias, hipertensión, diabetes, etc.

«No hay médicos en el equipo, por eso hacemos que las personas enciendan sus alarmas ante algunas cosas, eso para nosotros es muy significativo, porque después volvemos a esos lugares y las personas nos agradecen a que gracias a eso pudieron agarrar a tiempo una enfermedad», sostuvo De Vicente.

El Director, agregó además que el proyecto le ha dado al equipo muchas satisfacciones, ya que han detectado a personas diabéticas que desconocían de su situación. «Nosotros contribuimos en ese diagnóstico con el control de glucemia y recomendaciones, luego las personas pueden concurrir a una salita, hospital o centro de salud para llegar al diagnóstico definitivo«.

Sobre el financiamiento obtenido por parte de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), De Vicente agrega que este dinero sirve para poder capitalizar el proyecto, para poder hacer más actividades orientadas a la salud y a la detección de patologías prevalentes. Con el dinero se han comprado tensiómetros, saturómetros, glucómetros y modelos de simulación, para la enseñanza de la RCP, y además se ayudará con becas a alumnos/as para que se dediquen al proyecto.

«Nuestros estudiantes están inmersos desde otra mirada, en el escuchar y sentir a la comunidad, en el trabajo con la diversidad de las comunidades, porque vamos a barrios que tienen condiciones sociales distintas, con mucha carencia y desconocimiento de algunas cuestiones de salud», explicó.

En cuanto a la importancia de las actividades de extensión, el Director sostiene que estos proyectos influyen mucho en los/as estudiantes, porque los saca del contexto intermuro en la Universidad y los pone en un entorno con muchas necesidades. «Destaco la labor de los/as chicos/as, eso es mucho para nosotros, porque son el motor del proyecto, los que están viendo, buscando, saliendo y trabajando son ellos/as», expresó.

Sobre esto, Ibarra expresa que cuando caminan en los barrios, ven la cantidad de desigualdades y derechos vulnerados que existen. En este sentido, sostiene que muchos factores de riesgo son causados por desinformación y hábitos tóxicos de la comunidad: «sabemos que podemos ayudarlos para corregir esos malos hábitos con buena información, ocupándose y preocupándose de que la información llegue y sea entendible (…) A eso se le suman los controles periódicos y la concientización y de esa manera podemos instaurar cambios en conductas o patrones, que le den a ellos una mejor calidad de vida», finalizó.

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