Científicas y científicos de la UNSL determinaron la existencia de 12 especies de pequeños mamíferos en el Parque Nacional Sierra de Las Quijadas. Esto, además de revalorizar la fauna autóctona de San Luis, contribuye con conocimiento inédito al acervo cultural y ofrece datos relevantes para el plan de manejo y conservación del lugar.
Un equipo científico, dirigido por el doctor en biología Antonio Mangione, estudia en Quijadas desde el 2000 con el objetivo de indagar procesos ecológicos y la valoración de la fauna autóctona. En los primeros años de investigación la zona de estudio era restringida, específicamente se centraban en el primer llano que se vislumbra al ingresar a Quijadas. Los resultados que se obtenían eran interesantes, contribuían al conocimiento y a la preservación, pero el objetivo era ir por más.
Así fue que en el 2018 se propusieron ocupar un área mayor de estudio, es decir sondear mayor territorio y ampliar la escala de análisis, lo que multiplicaba los esfuerzos, destrezas y desafíos. Las campañas de campo fueron más extensas, con mayores sacrificios, más días de campamentos, una tarea más ardua. Pero los resultados recompensaron el agotamiento que sortearon los y las investigadores, ya que descubrieron que el Parque Nacional Sierra de Las Quijadas tenía muchas más riquezas de las que imaginaron.
Los estudios determinaron que dentro de Quijadas existen ecotonos, que es la conjunción o la mezcla de distintos ecosistemas. Esto ocasiona que exista una mayor biodiversidad. La heterogeneidad de ambientes, generó mayores hábitat, es decir la existencia diversa de nichos donde los animales, las plantas, y otras biotas pueden interactuar, alimentarse o refugiarse.
El ambiente ecotonal de Quijadas llevó a la confirmación del «endemismo» que es la existencia de especies que están en lugares muy confinados. «Descubrimos que en Quijadas aparecen especies de roedores muy chiquititos endémicos del ecotono de la región que son importantes porque son una base constitutiva de una red trófica, es decir son el alimento de un número importante de especies carnívoras, aves rapaces y félidos», explicó Mangione.
Con datos científicamente comprobados el proyecto de investigación determinó una diversidad de 12 especies de pequeños mamíferos en el lugar. «Eran menos hasta que empezamos a hacer los estudios, así que hay una contribución importante en términos de que hemos descubierto que hay más especies en el Parque. Las hemos detectado sistemáticamente. Ahora podemos decirle al Parque que tiene más riqueza de especies de la que tenían, porque tal vez tengan que cambiar algo cuando hagan su plan de manejo y conservación. No es lo mismo considerar ocho (8) especies que 12», explicó.
El estudio de maras, un caso con conocimiento inédito sobre la fauna Argentina
La mara, segundo roedor más grande en el planeta, es un animal endémico del país. Se distribuye desde la Patagonia, pasa por el norte de San Luis y llega hasta Córdoba y La Rioja. Todo lo que se conocía de las maras, de su dieta, de su comportamiento reproductivo, su ecología de la reproducción, su fisiología, se conocen por una numerosa cantidad de estudios hechos en un territorio reducido de Península Valdés en Chubut, debido a que hay más cantidad y se las ve más fácil.
En este contexto, científicos/as de la UNSL se propusieron estudiar las maras en territorio provincial, específicamente en Quijadas. «Descubrimos, hasta el punto que no nos creían, que las maras de Cuyo son muy distintas a las maras de Península Valdés», dijo el biólogo, es decir que se había construido un conocimiento en función de un caso puntual, el mismo animal era completamente diferente de una región a otra. Con estos estudios se pudo conocer su dieta, su biología reproductiva, su distribución, cómo se alimenta, cómo percibe «el paisaje del miedo» porque son animales predados, cómo vigilan, etc.
Se determinó que en Península Valdés crían en forma comunitaria, en Quijadas no, son monógamas. Acá son distantes. Y ese comportamiento es porque en Península Valdés, y en parte de la Patagonia, hay depresiones de vegetación que reciben más de agua y el pasto crece, nunca falta el alimento. En Quijadas el ambiente es más pobre en cantidad de recursos alimenticios, «hay un pasto acá. un poco más allá y entonces las maras no pueden estar todas juntas porque les faltaría la comida», contó el experto.
Esto es algo novedoso. Esto costó descubrirlo. «Las maras de acá son solitarias. También estudiamos quiénes son sus potenciales predadores», dijo. «Tuvimos que caminar horas y horas para identificar las cuevas de las maras, ver maras, fotografiar maras, es un trabajo que nunca va a ser bien considerado. Es una satisfacción personal. Se invierten muchas horas y personas en trabajar en ambientes del seminario. Es durísimo, durísimo. Tenés que estar horas transportando litros de agua con cerca de 42 grados de temperatura, caminando kilómetros», contó y añadió: «pero esto nos interesa porque cuando estudiamos una especie lo hacemos en su distribución para después ver cómo sugerir pautas de manejo».
¿Cómo se beneficia la sociedad con estos estudios?. El Dr. Antonio Mangione determinó primeramente que se trata de una contribución al conocimiento general. «Nuestros estudios en algún momento van a ser parte de algún diálogo, de alguna forma de pensar y hasta entender el ambiente. Esto parece no tener valor tangible, pero es una forma en la que empezamos a relacionarnos con el entorno», explicó como primera contribución. Luego determinó que existen otros aportes más directos, vinculados al aporte de datos e información sensible para la toma de decisiones de las áreas de reserva.
El científico dijo que Quijadas, como cualquier otro Parque Nacional, seguirá siendo Parque en la medida que tengan un buen plan de manejo sostenido, que conozca su fauna, su flora, su biota y se logre manejar amigablemente las visitas de la sociedad a esos lugares. «En el momento de crisis ambiental y socioambiental que estamos, toda información se hace especialmente valiosa para hacer circular la palabra y para que los ciudadanos se apropien del conocimiento científico».
Dato
Como parte de las tareas de investigación/acción los/as investigadores se plantearon visitar diferentes escuelas públicas y privadas para determinar cómo los y las jóvenes perciben, conocen y valoran a la fauna autóctona. Esto llevó a la realización de talleres. «Nuestra conclusión fue que los jóvenes valoran la fauna en general, aún sin conocerla. Vemos que tienen una conciencia sobre lo ambiental, pero desconocen particularidades. Conocen más la fauna exótica que la fauna nativa. Este es un fenómeno global», concluyó.