La biotecnóloga Antares Martínez cultiva células de una planta cuyas propiedades medicinales ayudarían a regular de forma favorable los niveles de colesterol y mitigar trastornos digestivos. De ese cultivo se obtiene un polvo potencialmente comestible, proteico, rico en fibras y minerales y bajo en porcentaje de grasas.
La agricultura celular propone nuevas formas de producir alimentos y se presenta como una alternativa al uso masivo de recursos naturales como el suelo y el agua que conlleva la agricultura tradicional. La licenciada en biotecnología, Antares Martínez trabaja en particular con una planta silvestre, nativa de Sudamérica, cuyo nombre científico es tessaria absinthioides conocida como «pájaro bobo» o «brea». Esta investigación forma parte de sus estudios del Doctorado en Biología, en el que también investiga el cultivo celular de alfalfa y albahaca.
Su trabajo en el Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI) de doble dependencia UNSL/Conicet, consiste en cultivar células de organismos para generar productos que la sociedad pueda aprovechar sin tener que recurrir a la explotación de recursos naturales. Por ejemplo, a partir de células de plantas se puede cultivar biomasa vegetal y comerla.
El proceso
A partir de un segmento de la planta, una hoja o parte del tallo, en un gel específico con nutrientes y reguladores de crecimiento se realiza el cultivo, bajo condiciones controladas de temperatura y luz. De esa forma se induce la formación de células. Así crecen agregados celulares, denominados callos. Estos tardan aproximadamente un mes en formarse y también en un mes envejecen.
Cada una de las células que componen los callos tiene la capacidad de formar una planta nueva. «Con reguladores de crecimiento en el Laboratorio uno puede inducirla a la formación de raíces, tallos, o de una planta completa», dijo la experta. Los callos pasan por un proceso de secado donde se deshidratan (liofilización). Luego se muelen y se obtiene un polvo, que es el que se consume. «Es potencialmente comestible, nosotros evaluamos la toxicidad y las propiedades», añadió.
El organismo
Tessaria absinthioides es una planta silvestre que se encuentra comúnmente en el campo. Según explicó la científica en el Laboratorio ya se contaba con un cultivo celular de ese organismo el cual tiene varias propiedades medicinales y se utiliza bastante en la medicina popular por su riqueza antiinflamatoria y antioxidante. La científica focaliza el estudio en el proceso de liofilización para extraer un polvo que se puede emplear en alimentos. «Realizamos distintas determinaciones para caracterizarlo a nivel nutricional y en ese sentido hemos tenido muy buenos resultados», dijo.
A partir de ensayos se busca determinar sus propiedades. Por ejemplo, determinar compuestos fenólicos presentes en los extractos, «sería como hacer un té con el polvo donde se pueden extraer los compuestos», dijo. Los compuestos fenólicos son sustancias que tienen propiedades antioxidantes y pueden impactar en la prevención del daño oxidativo, relacionado con el inicio de diversas enfermedades.
Otro de los puntos en lo que trabajó la Biotecnóloga fue en determinar las propiedades funcionales, que sirve para evaluar en qué tipo de productos alimenticios se puede emplear o qué propiedades tiene que favorezca la elaboración de determinados alimentos. Por ejemplo, por la disolubilidad que tiene podría emplearse para elaborar jugos, suplementos y también para panificados o masas en general, debido a su poder de hinchamiento.
La sociedad
La científica explicó que estos conocimientos son una propuesta interesante porque se busca diariamente mejorar la alimentación y la salud. También añadió que a nivel social se está buscando dejar de lado las prácticas tradicionales de explotación de los recursos y organismos, sobre todo por el volumen de la población, de los cultivos y de la ganadería que es cada vez mayor y que requiere de una alternativa.
«Creemos que es muy importante la difusión de estos temas para generar aceptación por parte de la gente, transmitir seguridad y conocimiento de que es un producto seguro, apto para el consumo y con múltiples beneficios», dijo. Se obtiene un producto natural, elaborado bajo condiciones asépticas y controladas. «Dejamos de lado todos los contaminantes que están presentes en una planta cultivada a campo abierto», concluyó.
Dato
En el mes de octubre Antares Martínez, junto a 11 jóvenes investigadores, representarán a la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en las Jornadas de Jóvenes Investigadores que organiza el organismo internacional AUGM. Será en Paraguay donde presentará el trabajo: cultivo in vitro de células vegetales como alternativa biotecnológica sustentable para la producción de alimentos funcionales.