La extensión como respuesta a necesidades y problemáticas de zonas rurales


«Alerta neurodesarrollo» es un proyecto de extensión de la Facultad de Psicología (FaPsi) que busca mejorar la calidad de vida de la comunidad educativa de Daniel Donovan. El objetivo primordial es devolverle a la comunidad, lo que la comunidad ha brindado a la Universidad a través del desarrollo de experiencias de vinculación con la sociedad del paraje rural.

El proyecto surgió a fines del año 2016 a través de una reunión entre el equipo del proyecto con el Centro de Salud de El Chorrillo, donde las profesionales del Centro expresaron la dificultad de acceder al paraje ubicado en la zona rural. A partir de ese momento, las docentes del proyecto comenzaron la búsqueda de alumnos para desarrollar un trabajo comunitario en zonas alejadas. La idea de sus integrantes siempre fue salir de la Universidad, ya que la mayoría de los proyectos invitan a la comunidad a acercarse a la Institución.

El nombre surge por la idea de que el neurodesarrollo está en una situación de alerta. Los niños principalmente no tienen los cuidados suficientes y a veces los padres no tienen el tiempo para poder conocer cuál es el desarrollo normal y los cuidados que se tiene que tener en las edades más tempranas.

La directora del proyecto Lic. María Verónica Salinas, la estudiante Julieta Sindoni de 4to año del Profesorado y Licenciatura en Psicología, y el Lic. Carlos Daniel Sosa Bertola, reciente egresado de la Licenciatura en Nutrición, compartieron sus objetivos, experiencias y desafíos en relación al proyecto.

¿Dónde está ubicado Daniel Donovan?

Verónica: Donovan queda a 14 kilómetros de la Ciudad, es una zona rural. Trabajamos en la escuela Nº 192 Maestro Rural Puntano. Desde el primer momento en que fuimos, la Directora y los maestros, siempre nos recibieron con una predisposición favoreciendo todas las actividades. Yo los felicito porque se hacen cargo no solamente de la educación, sino también del cuidado de los chicos, de los padres, son gente muy carenciada, la mayoría de los chicos cuando llueve mucho van con ropa muy húmeda, aveces no van, entonces es otra realidad, y es una realidad que cuando uno hace un trabajo en extensión en la Universidad, sin salir de la Universidad, no se ve.

¿Cuántas veces van a Donovan? ¿Cómo es el traslado? ¿Cómo se organizan?

Verónica: He trabajado desde el 2009 en extensión, y cuando hemos trabajado en extensión siempre lo hacíamos una vez al mes. Desde que soy la directora en este proyecto, hemos ido todos los jueves, excepto los talleres que por ahí se dictaron lunes y martes, obviamente coordinados con la Directora para que los chicos tengan disponibilidad.

Tenemos un grupo de whatsapp, los días martes empiezo a preguntar quién puede ir, hago los recordatorios y coordinamos. Vamos siempre con el auto completo, aveces hago dos (2) viajes, vamos con un grupo a las 8:30 y a las 9:15 horas vengo a buscar al otro grupo. Contamos con un fondo a nivel nacional del voluntariado, que se volvió a aprobar el año pasado, así que con ese dinero gasto para lo que es combustible y el material de los chicos que haga falta, trato de que ellos no gasten en impresión, tenemos libros, temperas, todo lo que haga falta.

¿Cuál es el objetivo principal del proyecto?

Verónica: El objetivo principal fue sacar el proyecto de la Universidad y llevarlo a la comunidad. El primer objetivo fue trabajar el neurodesarrollo. Sabemos toda la fundamentación teórica de cómo se va desarrollando el sistema nervioso y que tiene un componente más allá del cognitivo y alimenticio, que es el emocional. Todos los chicos que están en una situación de riesgo, ya sea económico o familiar, pueden ver afectado su desarrollo del sistema nervioso y en consecuencia lo que es la escuela, su vida de relación y el día de mañana el comportamiento, la personalidad con sus pares.

¿Quiénes integran el equipo?

Verónica: El equipo estaba conformado por una bioquímica recibida, docentes de la Facultad de Psicología, alumnos de salud, todos practicantes la mayoría de 4to y 5yo año de la carrera. Comenzamos el proyecto en un voluntariado a nivel nacional y el año pasado ya lo encuadramos en la Facultad de Psicología como proyecto de extensión.

En un primer momento empezamos a abordar a los chicos de nivel inicial. La Directora con el tiempo comenzó a traernos a chicos de primer grado, segundo, tercero…. alumnos en los que veía alguna dificultad. Hay niños que se han largado a llorar cuando hemos hecho una sola pregunta, como vimos que todos los problemas eran muchos más amplios, el neurodesarrollo ya nos quedó un poco chico, entonces ahí fue cuando empezamos a incorporar otras líneas de trabajo.

En el año 2017 empezamos a incorporar gente de psicología, nutrición, enfermería, y ya veníamos con gente de fonoaudiología, entonces ahí ya nos empezamos a organizar de otra manera, empezamos a hacer capacitaciones, vimos mucho estrés infantil, entonces tomamos la gente del proyecto de Salud humana: un enfoque integral psicobiológico, de la Facultad de Psicología, que nos dieron un curso de capacitación interno sobre estrés infantil y cómo trabajar a través de la saliva.

¿Cómo fue lo del medidor de estrés?

Verónica: Es para tener un dato objetivo. Lo que hicimos fue hablar con una bioquímica, cada chico a través de un tubo de ensayo juntó un centímetro de su saliva, lo mantuvimos en temperaturas bajas con mucho frío y se llevó a un laboratorio, se hizo un análisis que determina valores de la hormona cortisol, que es la que te da el nivel de estrés. Se pudo observar que hay mucho «estrés percibido». Se lo aplicamos a 57 chicos, principalmente a los más grandes porque los más chicos es difícil que puedan juntar saliva en un tubo, y fue un 60% más que tenemos datos objetivos para poder hablar de un estrés percibido alto. El estrés no es solamente pasar por una situación traumática, sino que puede ser el estrés crónico, cotidiano, un mal momento, problemas en la escuela, con los amigos.

¿Qué se trabaja desde la fonoaudiología?

Verónica: Desde la fonoaudiología y que es uno de los objetivos principales, surgió desde prevenir, asistir y derivar, y diagnosticar problemas que hacen al neurodesarrollo, luego incorporamos funciones cognitivas ayudando a los docentes: aprendizaje, memoria, atención, y principalmente tratamos de unir una práctica pre profesional para los chicos, en relación con la comunidad, para devolverle a la comunidad lo que la comunidad nos da a nosotros. El hecho de que los practicantes estén a punto de recibirse y poder llevarlos a que hagan sus prácticas fuera de la Universidad, a una zona rural, de riesgo, es una riqueza.

¿Cuál es su grupo de trabajo?

Verónica: Empezamos con nivel inicial, donde hicimos una evaluación e indagamos cómo estaban sus funciones cognitivas. Al solicitarle la libreta de salud, nos encontramos con que muchos de los datos estaban incompletos, es decir que ya en el control durante el embarazo habían datos que faltaban. Es una realidad linda pero difícil. Cuando pasamos a primer grado lo primero que aplicamos fue la Prueba Nacional de Pesquisa (PRUNAPE), que es una prueba del Hospital Garraham.

Cuando empezamos a tener más demanda de alumnos, incorporamos otro tipo de evaluación y a otro tipo de practicantes como los estudiantes de psicología. Con los chicos grandes hay muchas dificultades y entre ellas muchas nutricionales, los chicos van a la escuela principalmente por el desayuno, algunos no cenan, y ahí incluimos a gente de nutrición y enfermería, que se incorporó este año.

¿Cómo es el trabajo con los docentes? y ¿con los padres?

Verónica: El trabajo con los docentes ha sido de charlas. Primero y principal contarles cuáles son los objetivos de nuestro proyecto, y preguntarles qué es lo que ellos esperan y necesitan. Obviamente solicitaron asistencia. Nos daban la lista con los chicos que querían que viéramos.

El trabajo con los padres es muy difícil. Este año empezó y dijimos: vamos a trabajar con los padres. Es muy difícil que los padres vayan a la escuela. Este año se incorporó a la escuela la sala de tres (3) años, los papás fueron el primer día en el colectivo que tiene la municipalidad, los dejaron y después no se acercaron más. Entonces hablando con la maestra de nivel inicial, me dice: yo no sé cómo se llama esta nena, tiene tres (3) años, apenas dice «titi», «toto» y los padres no vinieron más. Ella no pudo aplicar las actividades que tenía para hacer con los padres y nosotros que queríamos trabajar con los padres dijimos «cómo hacemos».

Como los padres van siempre al acto de fin de año, hemos organizado un taller con la gente principalmente de psicología para implementarlo ese día, donde la Directora en la invitación va a colocar también que se les va a brindar bizcochuelo y jugo, entonces cuando algo se da ellos vienen. Nosotros además vamos a llevar ropa que ya hemos juntado, y ese es otro llamador más. Y así poder trabajar con los papás, pero individualmente es imposible.

¿Cuál sería el trabajo con los padres, qué se pretende?

Verónica: Habíamos hablado de hacer algo de psicología positiva, trabajar más que todo la parte afectiva, que ellos puedan relacionarse más con los chicos, en especial los que tienen hijos más grandes. La idea es trabajar la parte emocional.

Julieta: La idea es poder enmarcarlo en una psicología positiva, tratando de que los padres revean cómo ellos crían a sus hijos, cómo los educan, es hacer una dinámica y un juego donde uno se venda los ojos y el otro lo va guiando y a partir de un juego, poder hacerles preguntas reflexivas de cómo ellos educan a sus hijos, que puedan mirar hacia adentro y poder ver todas las estructuras emocionales que involucran a la hora de educar a los hijos.

Esto de trabajar con los padres, ¿es resultado de algo que estuvieron trabajando y vieron que hacía falta?

Julieta: Desde el año pasado venimos trabajando en psicología con los nenes y es impresionante la necesidad de afecto que tienen. Aplicamos el test gestáltico de Bender y el inventario de estrés que es evaluar en salud, en la escuela, en la familia, y nos encontramos con que los chicos a la hora de aplicárselos, una pregunta que le hacíamos, se emocionaban, y nos preguntamos qué pasa acá, qué hay que ver, qué hay que evaluar ante los padres, todas esas cosas nos llevaron a replantearnos, que quizás no había que trabajar tanto desde los niños, sino desde los padres que son con los que más pasan tiempo ellos.

El Test de Bender evalúa la percepción visomotora, la coordinación visomotora de los chicos, y lo relacionamos con los resultados de estrés, entonces pudimos ver cómo los grandes niveles de estrés afectan a la percepción de los chicos. Intelectualmente hay un término medio de inteligencia, hay muy pocos que tienen inteligencia inferior. Pero desde la parte emocional hay mucha agresividad, impulsividad, ansiedad y tolerancia a la frustración.

¿Este año cómo se trabajó desde la psicología?

Julieta: Este año lo que hicimos fue tratar de abordar talleres con los chicos, hicimos uno a principio de año sobre qué cosas les gusta y qué cosas no les gusta en general de ellos mismos, en relación con la familia. Recuerdo que una nena me dice: a mí lo que no me gusta es que mi papá no me de un beso y un abrazo, y yo me quedé helada. Desde que arranqué a estudiar dije que con chicos no iba a trabajar porque soy muy sensible y esto me llevó a afrontarme conmigo misma y a fortalecerme y a tratar de darle apoyo a los nenes que me expresaban eso.

También hicimos un taller sobre máscaras, ellos tenían que dibujar qué máscaras tienen ante los padres, una máscara más vinculada con la alegría, con la sonrisa o más negativa desde la tristeza, del susto. Resultó que la mayoría dibujó desde lo lindo, desde lo positivo, desde la sonrisa, escribían frases en la máscara que decía: mi familia es feliz, somos felices, había un chico nada más que dibujó como una cara de susto o triste y la seño nos contaba que es porque su mamá lo presiona mucho, porque está todo el tiempo encima de él. Lo bueno es eso, que desde el año pasado hasta ahora hubo un cambio en los padres, pero hay que seguir trabajando.

Este año también aplicamos el test de afrontamiento, que evalúa cómo los chicos solucionan sus problemas, desde dónde, qué hacen, si es mas adecuado el afrontamiento que tienen o inadecuado, a quién acuden, y muchos acuden a la mamá, como que su contención es la madre, en todos los test siempre lo que ha resaltado es la mamá.

¿Desde el área nutricional qué se abordó?

Daniel: Nos planteamos ciertos objetivos, uno era determinar el estado nutricional de los chicos que van a la escuela de Donovan, el otro era realizar consejería alimentaria mediante talleres tanto para los niños como para los padres. Este año básicamente lo que se hizo fue un diagnóstico general de todo el colegio, de 1ero a 6to año, donde se determinó el estado nutricional de los chicos, observamos que entre el 50% y el 60% se encuentra en normopeso, y el 50% y 40% restante presentan problemas de mal nutrición, ya sea por déficit o por exceso.

Nosotros lo que buscamos ahora es generar una comparación con los distintos resultados de las otras áreas para ver si hay una correlación entre las alteraciones nutricionales y las distintas problemáticas que pueden presentar en las distintas áreas.

¿Cómo se desarrolló la consejería alimentaria?

Daniel: Con los más chicos hicimos un taller sobre salud bucal, con los mas grandes nos abocamos a la alimentación saludable, es algo que los incentiva, la Directora nos dice que animemos a los chicos a participar y ayudarlos a que se entusiasmen para que lo lleven a la casa, no únicamente que lo hagan en el colegio sino que puedan empoderarse de todo ese conocimiento y lo puedan llevar a la vida cotidiana. La idea surgió porque vemos que la disponibilidad de los alimentos, el acceso a los alimentos, lo que sería la seguridad alimentaria, corre riesgo en esa zona, porque no tienen todos la disponibilidad al alcance, hay problema con el traslado, el barrio queda lejos de la escuela y de todo lo que sería el centro de salud, de los mercaditos.

¿Qué se espera para el año entrante?

Daniel: La idea para el año que viene es seguir realizando talleres abocados no solamente a los niños sino también a los padres, hacer un diagnóstico de situación para ver bien en qué situación está envuelto no solamente el colegio sino la comunidad de Donovan, el barrio, si disponen de mercados, carnicerías, merenderos, o qué facilidad tienen respecto de los alimentos.

Lo que buscamos es comparar todos estos resultados para ir tratando de mejorar. Nos encontramos animados con ganas de implementar nuevas técnicas, nuevas metodologías que nos ayuden a sacar información para nosotros e información que les sirva a ellos, para adecuar nuestra ayuda a las necesidades. Nos dimos cuenta también que la escuela de Donovan no tiene un rol formativo sino que tiene un rol más asistencial que se aboca a las necesidades constantes de todos estos chicos. Lo bueno que tiene para mi este proyecto, es que es muy integrativo y que vemos desde distintas áreas las maneras de ayudar y la facilidad que hay porque tanto desde los niños como de los adultos que son docentes, nodocentes y la Directora, nos han abierto las puertas de la Institución con mucha facilidad, con muchas ganas y nos incentivan a que sigamos yendo, sigamos participando, está muy buena esa relación, ese feedback que hay entre ambas partes.

¿A partir de las actividades implementadas, se han visto resultados positivos?

Verónica: El año pasado, que fue el primer año completo, hicimos una devolución y pudimos detectar muchos casos con dificultades desde la parte fonoaudiológica que lo abordamos desde un enfoque neurolingüístico. Pudimos detectar trastornos y hacer diagnósticos en chicos que vemos posibles rasgos de autismo, que eso también es importante, porque una vez que ese chico tenga un diagnóstico certero, se puede trabajar con una nueva currícula, y fuimos dándoles a las docentes esa información, y que obviamente para ese diagnóstico tienen que hacer derivaciones a un centro de salud grande o a un hospital.

Este año nos habían dicho que en primer grado, que fueron muchos chicos con los que trabajamos en nivel inicial, en la parte de lenguaje se había visto una mejora en la comunicación, se expresaban un poco más, cosa que antes no expresaban ni sus miedos ni temores ni deseos, nada, ahora es como que estaban mas extrovertidos.

¿Cómo hay que hacer para integrarse al proyecto?

Verónica: En febrero nos empezamos a juntar y hacemos todos carteles y afiches para abrir convocatorias e incorporar gente nueva. Hay mucha gente que ya se nos recibe este año, o que empiezan a dedicarse a la tesis, entonces abrimos convocatoria febrero/marzo, y en abril empezamos con cursos de capacitación interna. En los primeros años de una carrera trabajamos más en talleres y evaluación, y en los últimos hacemos una evaluación de patologías, dependiendo la disciplina, y llegar al diagnóstico e interconsulta. La convocatoria es abierta a toda la Universidad.

Algo que quieran agregar…

Verónica: Me siento muy orgullosa con todos los integrantes del proyecto por todo el esfuerzo que hacen, porque trabajar en extensión es ad honorem, es una experiencia y riqueza personal, para mi es hermoso porque voy a una comunidad de gente que les hace falta, mi idea siempre es transmitirle a ellos el conocimiento, la práctica pre profesional, pero también que puedan llegar a sentir la satisfacción y la alegría que uno experimenta cuando vemos a los chicos contentos de vernos, cuando llegamos nos dan un abrazo, un beso, entonces ahí decimos, estamos haciendo las cosas bien. Cuando llegas allá, es otra la realidad, los chicos que se largan a llorar, que tienen problemas, entonces nos vamos adaptando, es decir, obteniendo riquezas para la carrera en nuestra formación, pero a la vez brindarles a ellos la contención y conocimientos que los ayuden en su desarrollo, para mí esa es la mayor riqueza y recompensa.

Tenemos nuestros obstáculos que son la distancia y el traslado, eso es algo que nos traba muchas veces, a nosotros nos gustaría seguir viendo a los chicos y terminar de evaluarlos. Estamos viendo cómo traer al menos seis (6) chicos para hacer un cierre de sus evaluaciones. No es un problema nuestro o de la Universidad, sino es mas que todo de la provincia que no tiene un transporte público.

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