A través de una iniciativa de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en apoyo al desarrollo científico, fue seleccionado para su financiamiento un proyecto de investigación que tiene como objetivo la biorremediación de colorantes textiles a partir de levaduras autóctonas que proliferan naturalmente en las lagunas donde se vierten los efluentes industriales. Los resultados provisorios obtenidos son positivos y podrían transformarse en una alternativa que contribuya a resolver una problemática ambiental compleja.
Desde el año 2020, el Dr. en Biología y Lic. en Biología Molecular, José Bonilla, se dedica a investigar en esta temática abordando la biorremediación de colorantes textiles, que son contaminantes frecuentes de esta industria. Recientemente, este estudio científico fue seleccionado en la convocatoria Proyectos de Investigación Iniciales (PROINI) que impulsa la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNSL, y que apunta a estimular a jóvenes investigadores/as que se encuentren iniciando su carrera científica. En esta oportunidad, este es el segundo proyecto que dirige el Dr. Bonilla, pero el primero que lo hace a través de la UNSL. El estudio se titula Levaduras autóctonas para biorremediación: análisis de remoción de colorantes y mecanismos homeostáticos, y se desarrolla actualmente en instalaciones del Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI).
Este proyecto se presentó pensando un objetivo principal que es poder aislar microorganismos fúngicos, particularmente levaduras, de sitios contaminados por la industria textil, específicamente de lagunas donde se vierten las aguas contaminadas, aprovechando la capacidad que tiene la comunidad microbiana de estar adaptada molecularmente a esas condiciones adversas. «Por eso nos parece interesante ir a las lagunas de las industrias textiles, colectar una muestra, aislar microorganismos y trabajarlos en el Laboratorio como potenciales candidatos de remediación de colorantes», dijo.
Las aguas residuales de la industria textil son complejas. Difieren en la composición dependiendo de cuál es el proceso que está llevando a cabo la industria. Son lagunas que se crean para verter efluentes. Usan mucha cantidad de agua, algunas lagunas están impermeabilizadas, otras no. Esto hace que la comunidad microbiana del lugar tenga que enfrentarse a condiciones de contaminación constantemente. «Es muy importante buscar nuevas estrategias para poder descontaminar las aguas que desechan las industrias textiles, ya que son grandes cantidades de agua que perjudican al medio ambiente, la salud y la calidad de vida de las personas (…) Las problemáticas ambientales son complejas de por sí, y hay que abordarlas desde todos los puntos de vista que se pueda», recalcó Bonilla.
El experto remarcó que las levaduras que se colectan son autóctonas, ya existen. Puntualmente lo que se hace científicamente es «exponerlas a una presión de selección», se les añade contaminantes para que solo proliferen aquellos microorganismos que estén más adaptados a esas condiciones. El propósito es presionarlas para que desarrollen más su capacidad. «Realmente funciona, ya hemos hecho muestras. En el Laboratorio las identificamos a nivel molecular para saber género y especie, y luego realizamos pruebas de remoción de colorantes y funciona muy bien», dijo.
Paralelamente a la investigación que se realiza en el Laboratorio, el equipo científico apunta a conocer el mecanismo molecular de remoción y tolerancia. Se aplican, entre otras, técnicas «proteómicas» que analizan todo el conjunto de proteínas que expresa la levadura en contacto con el contaminante y en base a eso buscan ver la función de esas proteínas y observar específicamente lo que está desarrollando el microorganismo para poder tolerar ese contaminante, capacidad que otros microorganismos no tienen.
José explicó que luego del estudio en el Laboratorio, avanzan en el proceso. Para ello enfrentan los organismos estudiados a efluentes reales, para analizar si mejoran los parámetros fisicoquímicos que establece la Ley, si disminuye la toxicidad o no, para a partir de ahí pensar en una posible aplicación. «Los colorantes que utilizan actualmente las industrias son cada vez más resistentes a la degradación microbiana, son más resistentes a la luz (…) estas características hacen que sean más perdurables en el tiempo y difíciles de degradar cuando son liberados al ambiente».
Aporte social. El objetivo principal es aportar y trabajar con la industria. El investigador sostuvo que si se llega a elaborar un proceso de remediación, se buscaría que las industrias sean los primeros adoptantes. «A veces es difícil que las industrias abran las puertas por miedos o por falta de conocimiento de lo que realmente están liberando (…) Creo que la contaminación ambiental y las problemáticas ambientales nos atraviesan a todos, estamos siendo parte de un ciclo que no podemos obviar las consecuencias que tiene. La industria textil, por ejemplo, es la segunda más contaminante a nivel mundial», recalcó.
Finalmente, Bonilla sostuvo que es importante remarcar que se está abordando científicamente una situación regional, utilizando recursos genéticos de la Provincia, analizando microorganismos autóctonos con los que se busca solucionar una problemática ambiental que se desprende de las actividades industriales.
Equipo. Junto al Dr. José Bonilla trabaja la Dra. Marcela Kurina-Sanz, jefa del grupo de investigación del INTEQUI; la Dra. Cynthia Magallanes Noguera, investigadora con quien trabaja en la línea de biorremediación; Francisco Peñalva, técnico que maneja el equipo de Resonancia Magnética Nuclear (RMN); Agustina Arce Becerra, becaria doctoral, y Agustín Lampa, estudiante de la Licenciatura en Biología Molecular, quien realiza su tesina con la dirección del Dr. Bonilla, con temas relacionados a los objetivos del PROINI.