El uso de algas para descontaminar aguas cloacales


Desde el Laboratorio de Investigación y Servicio de Química Analítica Ambiental del Instituto de Química de San Luis (INQUISAL), de doble dependencia UNSL/CONICET, buscan remediar la contaminación de efluentes cloacales a partir de la ficorremediación, es decir, el empleo de algas para resarcir la polución de las aguas y así darle nuevas oportunidades de uso a este recurso hídrico, que en provincias semiáridas como lo es San Luis, su aprovechamiento es crítico.

El científico Juan Manuel Pérez Iglesias, licenciado en Ciencias Biológicas, máster en Biología Animal y doctor en Ciencias Naturales, está al frente de una línea de investigación, en el proyecto Calidad Ambiental de Ecosistemas Acuáticos, que dirige el Dr. César Almeida, y que tiene como objetivo la ficorremediación como una alternativa sustentable para las prácticas en acuicultura, es decir, las acciones de cultivar organismos acuáticos a través de ambientes controlados, en este caso las algas, para su análisis y valoración en bioensayos de Laboratorio, como elemento protagónico en la descontaminación de efluentes cloacales.

Primeramente, el equipo de investigación se enfocó en contaminantes urbanos, es decir se propusieron ir en busca de problemáticas ambientales que estén sucediendo para lograr contrarrestarlas desde el conocimiento científico. Fue así que decidieron indagar en alternativas científicas para remediar la contaminación de los efluentes cloacales dado que por su alto grado de toxicidad, esas masas de agua no pueden ser reutilizadas. «Vimos que la problemática de los efluentes cloacales en San Luis es muy fuerte, tenemos varios focos donde detectamos este tipo de descargas al Río San Luis, por ejemplo (…) Sabemos que los efluentes están llegando a distintos ríos de la Provincia y produciendo múltiples problemáticas (…) También en la ruta Pescadores hay otro efluente que está largando aguas contaminadas y genera espacios con olores nauseabundos», expresó Juan Manuel.

Añadió que esas descargas de aguas sobrepasan los límites de toxicidad, generan daños, son invasivas, no pueden reutilizarse para ninguna actividad agroindustrial y tareas cotidianas, y atentan con la calidad ambiental y de vida de las personas. «Hemos hecho estudios toxicológicos y resultaron bastantes tóxicos para los organismos (…) La situación es drástica, esos caudales están a la luz del día y eso es peligroso porque así como nosotros vamos a tomar una muestra, allí mismo se puede caer un niño», explicó. También agregó que en ciertos lugares donde se han tomado muestras no han encontrado organismos vivos. «Estos ecosistemas acuáticos no tienen la capacidad de recomponer ni su flora, ni su fauna», dijo.

Las algas. Se tratan de organismos que presentan diversas propiedades beneficiosas, entre ellas, en los ambientes naturales producen fotosíntesis, captando nutrientes, dióxido de carbono y elaboran oxígeno en los ecosistemas acuáticos. Aprovechando esas propiedades naturales de las algas, los trabajos de bioensayos en el Laboratorio se centraron en analizar y observar el efecto de la ficorremediación de los contaminantes. Las algas se nutren de esos compuestos y producen proteínas y lípidos, entre otros compuestos, que son beneficiosos para los ecosistemas. «En el Laboratorio hacemos análisis químicos y vemos qué componentes contienen las muestras colectadas en los diferentes efluentes. Luego vemos cuáles están en exceso en función de lo que dice la reglamentación o las leyes en la República Argentina de qué sustancias están por encima de lo permitido. Una vez enfocado eso, ahí es donde viene el trabajo de las algas», detalló el investigador.

¿Qué toxicidad presentan las aguas?. Juan Manuel advirtió que hay varios productos que contaminan. Sostuvo que primero hay que considerar que los efluentes vienen de la descarga de las cloacas de todas las residencias urbanas, lo que inevitablemente desencadena en la presencia de fármacos que las personas consumen, que son a nivel toxicológico ambiental un problema grande. Añadió también que los caudales de agua presentan todo lo que arrojamos por la canilla. Se suma a esto todas las bacterias patógenas que uno pueda tener en su organismo. «El gran problema que nosotros estamos detectando para los organismos acuáticos, es que hay mucha materia orgánica que proviene del excremento y esa materia orgánica lo que hace es consumir rápido el oxígeno del agua, lo que produce que la flora y la fauna muera». Acá vienen las algas. Las algas pueden aprovechar esos nutrientes para crecer (aumentar su biomasa) porque lo hacen en su proceso natural de fotosíntesis.

Para la salud humana el riesgo es mucho mayor debido a la presencia de organismos patógenos, fármacos, metales pesados, aceites, detergentes, entre otros. «Lo más preocupante que nosotros detectamos es que hay niveles de contaminantes en exceso. Por ejemplo, los fosfatos son muy tóxicos y el riesgo que tenemos es que suelen producir explosiones algales que consumen el oxigeno repentinamente y puede ser letal para otros organismos», explicó. Juan Manuel agregó que para estas prácticas priorizan el uso de algas nativas, es decir que proliferan en San Luis, porque son problemáticas de esta localidad. «No estudiamos con algas no nativas porque no queremos generar algún impacto ambiental por introducción de especies (…) inclusive hay algas tóxicas que se favorecen en la propia toxicidad de los efluentes. Esto es peligroso porque hay animales que se alimentan de esas algas y si esas algas están contaminadas con alguna toxina propia de los efluentes, sería peligroso para todo el ecosistema».

Aporte social. El primer foco de la investigación es el poder restaurar el recurso hídrico, dar un aprovechamiento a esas aguas contaminadas. Actualmente los caudales que liberan los efluentes cloacales no sirven. «En una Provincia semiárida con problemas hídricos, reutilizar el recurso hídrico siempre es importante», expresó. El segundo foco de la investigación es contribuir a la supervivencia de diversos organismos que naturalmente utilizan esos cuerpos de agua. Es decir, que la flora y la fauna de los ríos y de esos caudales, puedan vivir.

«Creemos que el aprovechamiento del agua es una cuestión de salud muy importante (…) poder reutilizarla ya es saludable porque con ella nos bañamos, cocinamos, la aprovechan los animales y las plantas. En cuanto a la salud, nosotros necesitamos sí o sí el agua. En este sentido, poder disponer de vuelta con ese recurso, es importante. Hoy en día no se puede aprovechar el agua con ese grado de contaminación, lamentablemente. Es mucho el caudal, y es algo de todos los días. Permanentemente hay agua desperdiciada por el vertido de esos efluentes», concluyó.

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