En el marco del 51° aniversario de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Julio Melto fue distinguido con el premio Polo Godoy Rojo en reconocimiento a su extensa trayectoria en el arte de esculpir y sus contribuciones al desarrollo cultural en el ámbito de las expresiones artísticas y culturales con sus obras. En diálogo con Noticias UNSL, el artista nos cuenta cómo fueron sus inicios, sus próximos proyectos y qué significó el último reconocimiento obtenido.
¿Cómo comenzó tu camino en el arte?
Siempre me gustó el trabajo manual. Desde chico fui a talleres de cerámica y ese fue mi primer contacto con el material. Allí conocí a Carlos Cornejo de San Luis, en el taller de Norma D’Angelo. Después, a los 17 años me fui a estudiar a Mendoza. Entré en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) en la carrera de artes visuales, donde me brindaron un abanico de muchas disciplinas por las que anduve. Cuando tuve que elegir una disciplina para una especialidad, escogí la escultura.
En Mendoza tuve la suerte de ingresar a distintos talleres de escultores cuyas obras me gustaban. Siempre tuve las puertas abiertas y la suerte de entrar en esos talleres y caer en un grupo de colegas y amigos que estaban en búsquedas similares y con inquietudes parecidas. De ese grupo de amigos también aprendí un montón.
¿Cómo es el proceso de producción de una obra?
Nunca se sabe bien de dónde viene la motivación. A veces es una idea que uno tiene dando vueltas, algo que vio. Otras veces es algo que a uno le interesa como forma y lo quiere expresar, a veces es un encargo, con una propuesta específica. En otras oportunidades es la misma inercia del taller, el mismo material el que te sugiere formas. Las motivaciones por las que nace un trabajo son bastante diversas, por lo menos en mi caso. No soy de trabajar con un boceto previo, sino que mis motivaciones vienen de distintos lugares. A veces son formas de otros colegas que me han interesado y decido reinterpretarlas.
¿Con qué materiales trabajás?
La madera y la arcilla son mis preferidos. Trabajo también con metal. Esos son mis materiales bases y voy incorporándoles otros materiales, como pedacitos de piedras o semillas.
¿Qué implicó para vos desde lo personal y profesional el haber sido premiado con el Polo Godoy Rojo?
Es un premio en el que te postula alguien. En ese sentido es lindo que otros piensen en uno y que crean que sos merecedor de ese premio. En ese sentido es una caricia extra. A los premios los tomo como un reconocimiento, pero trato de no tomármelos demasiado en serio en cuanto a no creer que tengo la mejor obra cuando gano o la peor si pierdo. Entiendo que son cosas importantes, pero que a veces tienen una lógica interna que no responden a la actividad artística. Hay que tomarlo como un mimo cuando te toca, y cuando no te toca, como algo que también está bien.
Uno de los aspectos por el que fuiste premiado fue por tu aporte a la cultura, ¿qué podés decirnos sobre la importancia de aportar y defender la cultura?
Es muy importante. Espero haber devuelto o estar devolviendo lo que he recibido. Cuando joven tuve la suerte de encontrarme con estas actividades. La cultura en las sociedades es algo fundamental. Hoy está especialmente atacada al igual que la ciencia y la educación en general. Creo que son momentos que pasarán y que volverán a revalorizarse los discursos en los que son importantes la ciencia, la cultura y la educación como expresión colectiva de la sociedad.
¿Qué consejos les darías a las personas que se están iniciando en tu mismo camino artístico?
Quienes tengan la inquietud y a quienes les nazca de adentro esto, no tendrán mucha manera de evitarlo. Lo importante es siempre tener la inquietud e ir detrás de eso. El que tiene algún tipo de interés en este sentido, que trate de desarrollarlo y que sobre todo se enamore del proceso más que de los resultados. Luego los resultados estéticos y de desarrollo personal y económico irán apareciendo con la dinámica del quehacer a diario.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
En cuanto a la escultura estoy trabajando en pequeños formatos, esto quizás por una condición de la época, ya que son más ágiles y fáciles de ubicar. Tengo algunas invitaciones a proyectos, por ejemplo de una película en Mendoza sobre una novela de Daniel Moyano, que es un escritor riojano no muy divulgado en Argentina. Además, tengo algunas invitaciones para un simposio en Santa Fe y tal vez alguna muestra a fin de año. Esos son mis horizontes, además de mis clases en el taller.
¿Algo más que quieras decir?
Si, agradecer a quienes me postularon, a Ana Retamar, Silvana Spagnotto y Juan Talia. También a mis maestros, tanto los de la primera juventud, Carlos Cornejo y Norma D’angelo y al grupo de formación de Mendoza, los de la Universidad y mi grupo de amigos. Agradecer a mi familia que siempre creyó y habilitó el arte como una posibilidad más, a mis viejos especialmente y a Lorella Secco, mi pareja y compañera que me acompaña en esto. Y a la Universidad por, en estos momentos difíciles, seguir premiando a la cultura en general.
