Una investigación científica de la UNSL, en articulación con la UBA, indaga acerca de cómo las altas temperaturas producidas por el cambio climático afectan la germinación de las semillas de maíz. Los primeros resultados afirman que sufren estrés oxidativo que ponen en peligro su germinación, calidad y producción industrial.
La bióloga molecular, Luz Eggel, actual becaria doctoral del Conicet e investigadora de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), investiga este tema que pone en alerta la producción del tercer cereal más cultivado en el mundo, debido a las altas temperaturas que actualmente afecta al planeta por el cambio climático.
Su investigación se centra en estudiar cómo la germinación de las semillas de maíz se ven directamente afectadas por las altas temperaturas. Si bien su estudio está en proceso, los resultados obtenidos hasta el momento afirman la presencia de moléculas que dañan a las semillas. También analizan el sistema natural de defensa que activa el grano para proteger su estructura anatomofisiológica.
Según sostuvo la Bióloga Molecular, con estos resultados se puede afirmar que hay un daño que va a afectar el momento en que la semilla quiera germinar para dar lugar al crecimiento del maíz. Esos daños traerían consecuencias que ponen en alerta a la producción y a las economías.
«Está bueno poder detectar esta situación para indagar en soluciones emergentes (…) Esto es algo que nos está pasando y que se relaciona con la actualidad. Estamos sufriendo las consecuencias del cambio climático. Hay una sequía terrible con temperaturas muy elevadas que hace que perdamos el 50 % de la producción en nuestro país, que eso después impacta directamente en la economía. Una de las variables son las altas temperaturas», explicó la científica.
Estos estudios se realizan bajo condiciones controladas en el Laboratorio de Morfofisiología de la Facultad de Química Bioquímica y Farmacia (FQByF) y en el área de Fisiología Vegetal de la Universidad de Buenos Aires (UBA). «Forman parte de mi doctorado en Biología», contó la profesional. «Soy una activista ambiental y entiendo que debemos hacer algo por el cambio climático que nos afecta y nos seguirá afectando, eso es una realidad».
La investigación forma parte del proyecto científico denominado Efectos producidos por estresores ambientales sobre especies vegetales nativas y de interés agrícola, dirigido por la Dra. Verónica Pérez Chaca. La joven profesional sostuvo que una de sus aspiraciones es ir al campo real para ver qué otros factores, además de la temperatura, podrían perjudicar a la germinación de las semillas. «Intuimos que esto traerá como consecuencia que se atrase la producción, que la planta no crezca bajo parámetros anatómicos controlados, o demore en crecer o pierda viabilidad», concluyó.