La geóloga Gisela Borgatello estudia suelos de diversos viñedos de la provincia de San Luis. El objetivo es reconocer el sustrato donde están implantadas las viñas y luego realizar informes de las condiciones del suelo que son entregados a productores vitivinícolas.
Este trabajo se enmarca dentro del proyecto Ciencia y Vino que impulsa el Gobierno provincial a través de su Ministerio de Producción. Una de las instituciones que interviene es el Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL) de doble dependencia UNSL/Conicet, desde el cual participa el Grupo de Estudios Ambientales (GEA) que integra Borgatello.
La geóloga explicó que desde el 2022 participa de campañas de análisis e investigación de las condiciones del suelo puntano para el desarrollo de una matriz productiva vitivinícola. El año pasado se realizaron estudios en cinco (5) viñedos, de los cuales ya elevaron los informes correspondientes, y en lo que va del 2023 los han realizado en seis (6), cuyos informes están en las últimas instancias de evaluación.
En total se han estudiado 11 viñedos cuyas zonas geográficas son: Villa de Merlo, Santa Rosa, Candelaria, Estancia Grande, Beazley y San Luis capital. «El proyecto es más ambicioso y se espera poder recorrer la totalidad de los viñedos de San Luis», explicó la científica.
Con esto, las autoridades gubernamentales se proponen unificar a productores vitivinícolas en una cooperativa y regularizarlos para que todos tengan los mismos controles y posibilidades. Es por ello que intervienen diversas profesiones y el estudio científico es clave, tanto para analizar las condiciones de suelos, aguas y de la uva.
Específicamente el trabajo de Gisela es reconocer el sustrato donde están implantados los viñedos porque cada uno de los suelos tiene una impronta particular que luego la planta la absorbe y eso se va a reflejar en la calidad del vino. «El objetivo del trabajo es poder decirles a los productores vitivinícolas cómo es su suelo y qué les falta para así poder tratarlos», contó.
Puntualmente, en los estudios de campo, se realiza una calicata que es una apertura en el terreno para observar el perfil del suelo, determinar su potencia, observar la relación del desarrollo radicular y los componentes del suelo; así como también muestrear y analizar el suelo para conocer sus propiedades. Esta apertura suele tener dos (2) metros de profundidad por dos (2) metros de largo y ancho. Allí se obtienen muestras que se estudian en Laboratorio.
La licenciada explicó que el desarrollo de las plantas está íntimamente ligado al tipo de suelo, a la cantidad de materia orgánica, a las fracciones, texturas y estructura, teniendo en cuenta esto la planta tiene más posibilidades de tener nutrientes, y en base a lo que le falte también es donde profesionales de ingeniería agrónoma dispondrán qué aditivos se le puede agregar a la planta para que crezca fuerte y sana, y sea productiva.
También añadió que todo lo que se refiere a la industria alimentaria es un campo sensible donde cuantos más profesionales intervienen más calidad se obtiene. «Es un combo donde se requiere de la interdisciplina para determinar todas las áreas involucradas tanto el suelo, el agua, los nutrientes, el tipo de planta, el clima y para ello se requieren conocimientos de distintas áreas, también el manejo del producto. Todo es importante en cada detalle», concluyó.
Dato
Junto a los/as profesionales del GEA/IMASL participan profesionales de vinculación tecnológica del Centro Científico Tecnológico (CCT) San Luis y expertos del Instituto de Química de San Luis (INQUISAL) de doble dependencia UNSL/Conicet.