Konex distinguirá a un experto de la UNSL en estudios ambientales


El Dr. Esteban Jobbagy fue seleccionado entre las 100 personalidades más destacadas de la última década de la Ciencia y Tecnología argentina (2013-2023) por la Fundación Konex. La premiación será el martes 12 de septiembre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El investigador del Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL), de doble dependencia UNSL/Conicet e integrante y líder del Grupo de Estudios Ambientales (GEA) quedó seleccionado, por segunda vez consecutiva, en la disciplina «Agronomía y Alimentos». En total se premia a científicas y científicos de 20 disciplinas.

Los Premios Konex, organizados por la Fundación Konex, fueron instituidos en 1980 y se entregan a personalidades e instituciones distinguidas en todas las ramas del quehacer argentino. En tal sentido se destacan a personalidades del Deporte, Espectáculo, Artes Visuales, Ciencia y Tecnología, Letras, Música Popular, Humanidades, Comunicación-Periodismo, Instituciones-Comunidad, y Música Clásica.

¿Qué opinión tiene acerca de estas premiaciones?

Tengo sentimientos encontrados. Reconozco que me da alegría y orgullo recibirlas. Pero también siento que reflejan un aspecto de la forma en que nuestra sociedad ve y valora la labor científica que no termina de cerrarme. Premiamos personas y no equipos. Ponderamos la labor de cada investigador individual con índices de citas de la literatura científica global, que son útiles, pero insuficientes para entender los aportes más profundos a la sociedad.

De esta manera se mantienen invisibles muchas personas y, sobre todo, conductas de trabajo y cooperación que son las que verdaderamente hacen el cimiento de un sistema científico como el argentino, que a pesar de los magros recursos que recibe, sigue funcionando y aportando a hacer un mundo y un país un poco mejor.

La constancia, la generosidad, el coraje y una aproximación a la realidad crítica pero humilde son piezas clave y los premios a veces pasan por alto a las personas que más aportan esos ingredientes. En fin, está bueno recibir este premio, pero se que soy la cara de un equipo mucho más grande, el del GEA en el IMASL, al que se lo debo.

¿Qué es lo que usted investiga?

Una de las principales preguntas es cómo la agricultura y las actividades humanas en general, transforman el ciclo del agua. Y cómo podemos manejar la tierra y el agua de forma más sustentable, inteligente y justa, particularmente en llanuras secas como la nuestra.

¿Quién lo postuló a estas premiaciones?

Este premio no es por postulación. El jurado sale a buscar por su propia cuenta a aquellas personas que considera sobresalientes en el tema.

¿Cómo recibió usted esta distinción?

Me llamaron desde la Fundación Konex el domingo previo al anuncio. Me puso contento saber que me distinguieron junto a otras personas que aprecio y admiro mucho.

¿Cuáles han sido los aportes realizados en el transcurso de esta última década en el rubro en el que has sido distinguido?

Los principales tienen que ver con el agua, desde muchas ópticas. En estos años aprendimos mucho sobre cómo se inunda nuestra llanura, cómo se retiran las aguas, qué efectos tiene eso sobre un montón de aspectos de la vida, de la producción, pero también cuáles son las causas de estas inundaciones y entender que no todo es el clima, incluido con el fenómeno tan raro como es el Río Nuevo; no todo se explica por las fluctuaciones del clima sino por cómo usamos la tierra a sabiendas o no y cómo vamos cambiando el ciclo del agua.

También hemos aprendido mucho en el grupo, por una línea liderada por Patricio Magliano, acerca de cómo se cosecha agua en las partes más secas de la llanura. San Luis tiene unos sistemas de cosechas de agua que son bastantes únicos en el mundo que son los viejos tajamares y hemos aprendido cómo funcionan y cómo se puede mejorar.

También aprendimos a usar mejor herramientas, que todavía se subutilizan, como son los satélites para hacer mediciones de los ecosistemas y de la gente. Creo que el aspecto principal fue esa contribución que tuvo impacto en la producción agrícola y el manejo del ambiente en general.

Fotos Conicet y Prensa UNSL

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