«Si la educación no es pública y gratuita solo refuerza la desigualdad de clases y de género»


Así lo expresó la Dra. Constanza Moreira, docente e investigadora de la Universidad de la República (UDELAR) de Uruguay. Es una reconocida feminista, politóloga, socióloga, política y filósofa con una amplia experiencia como cientista social junto a antecedentes en la vida política institucional de Uruguay.

La experta se encuentra en San Luis brindando un curso de posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales (FCEJS) en la ciudad de Villa Mercedes, donde se trabajará en una perspectiva histórica y politológica que proceda a hacer una revisión de la literatura existente sobre estos procesos, así como del «estado de situación» de América Latina en las últimas décadas.

En vinculación a todo un análisis que usted hace de la cultura y la política latinoamericana ¿Cómo usted ve a las Universidades de América Latina en relación a todas las decisiones políticas que se toman?

Tanto Uruguay como Argentina, venimos de la reforma de Córdoba, somos muy excepcionales en eso. Nuestras universidades son autónomas y cogobernadas y tenemos eso en nuestras constituciones. Eso hace que sean universidades inclusivas, abiertas y gratuitas y eso tiene que ver con, sobre todo en Argentina más que en Uruguay, con el porcentaje de la población con estudios terciarios.

Argentina tiene los mejores indicadores de educación de América Latina. Uruguay los tuvo, ahora tenemos muchos problemas en la culminación del ciclo de enseñanza media, pero tanto en Argentina como en Uruguay nuestras generaciones de estudiantes universitarios más de la mitad vienen de familias que no tenían sus padres en el nivel universitario. Esto quiere decir que hay una invasión y un incremento de la matrícula hacia las universidades muy importante.

Conozco muy bien el caso de Brasil porque hice mis estudios de posgrado en ese país. Allí pasamos a un modelo muy diferente y que impera en buena parte del continente y es que las universidades públicas realmente son universidades de elite y su accionar produce una segregación social en el estudiantado muy importante. Los cupos son pequeños y los/as estudiantes que no logran estudiar en universidades públicas tienen una altísima oferta, algunas de no muy buena calidad, en la educación privada. Tienen un gran desarrollo universitario. Brasil apostó mucho, incluso durante la dictadura brasilera, al desarrollo universitario pero no a la educación básica, que es algo que tendría que haber apostado. Luego ese patrón elitista empezó a cambiar en las últimas décadas.

Luego tenemos a Chile, que es otro ejemplo de un desarrollo universitario que provocó un endeudamiento masivo en los/as estudiantes que es lo que ocasiona la revuelta de los pingüinos, entre los que estaba Camila Vallejos que hoy es Ministra, y buena parte de los que están en el Gobierno eran pingüinos porque los/as estudiantes se endeudan para entrar en las Universidades y luego tienen que trabajar para pagar esas deudas y se atrasan en las universidades. Terminan teniendo deudas de 50.000 dólares y ese es un caso extremo de privatización universitaria.

Yendo a la UNSL es muy raro, y diría caso excepcional, que en una población pequeña uno tenga tres (3) universidades públicas. Eso es excepcional y maravilloso y muestra la fuerza de las universidades públicas en Argentina.

De las universidades privadas no hablo porque son empresas. Pero tener universidades públicas es permitir el acceso a la educación terciaria a todo el mundo y para que funcionen nuestros sistemas económicos la gente tiene que estar educada y tener competencias. Hoy el tema de la educación terciaria, a diferencia de esos años 70, cuando en Brasil apostaban a la universidad como elite, hoy esa educación se transforma en una cosa accesible a buena parte de jóvenes.

En esos años largos, que van del 2000 al 2015, América Latina aumenta los años de educación de la mano de obra de la población económicamente útil, es decir que es impresionante el nivel educativo en la mano de obra, y esto está sostenido por el aumento del nivel educativo de las generaciones más jóvenes. Eso hace que tengamos que tener una buena educación terciaria.

La educación terciaria no es solamente universitaria, pero la Universidad tiene que de alguna manera coordinar con el resto de la educación terciaria porque en nuestro ideal, en 20 o 30 años todas esas cohortes generacionales tienen que estar en condiciones de acceder a la Universidad.

Entonces que uno tenga una población de aproximadamente 500 mil habitantes tres (3) universidades públicas, que tiene que ver con toda una historia porque no es algo que se conquista de un día para el otro, es tremendamente importante. Es bastante excepcional en ese panorama de altísima privatización de la educación terciaria en América Latina.

Si la educación terciaria no es pública y gratuita solo refuerza la desigualdad de clases y de género, porque es gracias a las universidades públicas gratuitas que las mujeres hoy son la mayoría de las matrículas universitarias. No son precisamente las rectoras ni las decanas y/o profesoras titulares, porque allí hay una segregación vertical importante para las mujeres sobre la que se está trabajando muchísimo en eso.

¿UDELAR cómo la ve a la UNSL?

Se la ve como una Universidad muy activa. Hay mucho vínculo entre las universidades uruguayas y las argentinas, eso es inevitable. Tenemos muchos vínculos con estudiantes. Nosotros tenemos muchos/as docentes argentinos/as. Aquí en Argentina, precisamente en Buenos Aires, hay muchos/as estudiantes uruguayos/as.

Los comentarios sobre la Universidad Nacional de San Luis se refieren a que hay un gran activismo que se está viendo, y se suma a la perspectiva de la región. Es muy bueno que la UNSL se integre a las Universidades del Grupo Montevideo (AUGM) porque allí nosotros luchamos contra el centralismo metropolitano que padece Uruguay y Argentina, entre otros países.

En la UDELAR hicimos en periodos pasados, cuando el Frente Amplio era Gobierno desde el cual se brindó muchos recursos para eso, la descentralización universitaria. Es decir, centro universitarios que a su vez compartían recursos con el resto de los institutos normales que hacen a la educación terciaria. Esto fue muy exitoso y hubo una política de atracción de docentes para el interior del país.

Esta internacionalización de la UNSL le viene muy bien a la Universidad porque hay muchos núcleos de investigadores/docentes y de formación de grado y posgrado con enormes vínculos y crecimiento en América Latina.

¿Había visitado la UNSL anteriormente?

Esta es la segunda vez que vengo a la Universidad Nacional de San Luis. La primera vez vine hace casi diez (10) años a dar una conferencia sobre política latinoamericana. Ya la conocía a la profesora Graciela Castro que fue mi nexo con esta Universidad. Y luego también tuvimos un conversatorio por zoom en la época de la pandemia en el marco de una carrera de posgrado sobre Instituciones y Políticas Públicas.

Ahora vengo a dar un curso en la maestría y mis temas son: el sistemas de partidos en América Latina, los movimientos sociales y la agenda de género, ya que pertenezco al Centro de Estudios Feministas de la Universidad de La República.

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