Cada 24 de marzo se reafirma la memoria y los pedidos de verdad y justicia


La explanada del edificio Rectorado fue el escenario de un nuevo acto en el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. La Institución pidió una vez más justicia y memoria por las 30.000 víctimas que dejó el último Golpe de Estado y reafirmó su compromiso en la búsqueda de la verdad sobre los hechos aberrantes que sacudieron a un país entero aquel 24 de marzo de 1976.

El proceso de memoria, verdad y justicia que se abrió en nuestro país a partir de la recuperación de la democracia, implicó la generación de políticas públicas de memoria orientadas a hacer efectivos el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición de las violaciones a los derechos humanos.

A 46 años del Golpe de Estado sigue siendo un emblema de lucha que mantiene viva nuestra memoria y el constante pedido de justicia. La UNSL reivindicó la memoria colectiva, «la misma que ayuda a iluminar el presente y a generar el futuro que se va construyendo en el tiempo entre luces y sombras, entre el dolor y la resistencia», se expresó en el acto.

Durante la apertura del conmemorativo acto se realizó una presentación artística del elenco Ensamble de Voces. Luego el rector C.P.N. Víctor Moriñigo, junto a decanos y decanas, realizaron una ofrenda ante el busto del primer rector de la UNSL, profesor Mauricio Amílcar López.

Seguidamente, con un discurso reflexivo, conmemorativo y emotivo, el Dr. Antonio Mangione recordó la memoria de: Mauricio López, Graciela Fiochetti, Raimundo Dante Bodo, Luis María Früm, Raúl Sabestián Cobos, Pedro Valentín Ledesma, Santana Alcaráz y de 30.000 compañeros/as desaparecidos. «Cada 24 de marzo es un acto vivo, sentido y renovado. Conmemoramos porque hay que hacerlo, porque nos hacemos y nacemos cada 24 de marzo. Todos los 24 nos atraviesan», dijo.

Sostuvo que es un desafío ético conmemorar a las víctimas de la represión del Estados a los/as compañeros desaparecidos. También es abrirse y sostener una escucha atenta a quienes siguen contando, brindando testimonio vivo del horror y la crueldad. «No hemos naturalizado, y por eso vale la pena decirlo, que hoy derechos humanos nos recorre la piel, nos atraviesa el cuerpo. Está en las paredes, en libros y ensambles, en nosotres aquí mismo», dijo.

Respecto a las víctimas, expresó que nos atraviesan en tanto la UNSL hace de los derechos humanos un eje transversal de su política. Sostuvo que por esta Universidad, entre otras instituciones, la figura de Mauricio López, su pensamiento y obra, son conocidas en el país, en otros espacios académicos, en organizaciones sociales y estudiantiles, en sindicatos y en todo el mundo.

El Dr. Antonio Mangione esbozó que en estos 46 años nos hemos forjado una identidad como Nación en torno a la defensa de los derechos humanos, identidad que ha podido superarse y consolidarse aún cuando en democracia, desde gobiernos liberales alineados con quienes alentaron y sostuvieron el terrorismo de Estado, se hizo todo lo posible para minar la lucha, desalentar la participación e instalar un clima adverso para la persecución de los juicios, y a pesar de esto, los juicios continúan.

«Siguen también buscando las abuelas, sigue también la lucha de las madres, sigue el pedido de justicia por Nahuel y por Santiago, y es porque no hemos naturalizado los derechos humanos como una palabra vacía. Nos duelen los desaparecidos en democracia y por ellos reclamamos justicia, nos duelen los desplazados por el hambre quienes son expulsados de sus tierras, nos revela quienes sufren persecución y abandono por sus ideas o por su identidad, los que no tienen justicia ni techo, quienes comen salteados o no comen nunca y se les inunda y lleve la pieza donde viven hacinados. Todo eso nos duele», sostuvo fervientemente.

Para concluir expresó: «Somos una sociedad, mientras que una parte reproducen odio en discursos, acciones y ejercen conductas y políticas anti derechos; hay otra, una inmensa mayoría, se ha apropiado de la sensibilidad necesaria y memoria, y sed de justicia necesaria para luchar y evitar que «nunca más» sean el odio y la crueldad una política de Estado, porque el destino de los crueles tiene nombre y se llama: memoria, verdad y justicia».

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