La bióloga María Beatriz Núñez, el bioquímico Aldo Daguerre y la analista química Milagros Gallardo se encuentran trabajando en el desarrollo de una Guía de Señas. En un primer momento contemplará señas propias del campo e instrumental de la química analítica, pero en un futuro los profesionales esperan producir material sobre ciencia con contenido sobre química, matemática y biología.
Milagros es hipoacúsica y actualmente se desempeña como técnica en el Laboratorio de Química Analítica. En 2008 comenzó a estudiar la Licenciatura en Química en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). En sus cursadas no llevaba intérprete, su forma de compresión de las clases era a través de la lectura de labios.
En ese momento no existían antecedentes de personas sordas que utilizaran el lenguaje. A pesar de ello, la alumna con gran esfuerzo, constancia y sacrificio pudo obtener su título.
Beatriz Nuñez y Aldo Daguerre conocieron a Milagros cuando transitaba el segundo año de la carrera, durante la cursada de la materia biología. En ese momento Silvia Dávila era su tutora y profesora del área y a pesar de no manejar la lengua de señas, ayudaba a la alumna.
Durante la cursada de Milagros muchos profesores se interesaron en dar clases aptas para que la alumna pudiera leerle los labios. Otros docentes armaban parciales especiales, con las consignas bien claras para ella, sin bajar en ningún momento la calidad del examen. Al momento de rendir finales, la mayoría fueron escritos y otros orales en los que asistía junto a un intérprete.
Para una persona sorda es difícil interpretar o entender el español porque hay muchas palabras que no están en el lenguaje de señas. Por ello, los profesionales asistían a las clases acompañando a Milagros, en materias como estadística, en los prácticos de física y al momento de rendir algunos finales orales.
«Todo el mérito ha sido de Milagros, estudiaba todo el tiempo, con una gran constancia y sacrificio. Cuando nos juntábamos a hacer los trabajos ella ya venía con todo estudiado y con un glosario de palabras que no entendía», agregó Aldo.
Sobre la guía de señas
La lengua de señas argentina tiene una cantidad de señas determinada, asociadas a la vida cotidiana, pero no al sistema educativo (ni secundario ni superior). Cuando los chicos sordos asisten a escuelas comunes junto a un intérprete, los profesores generan señas (que no existen en la lengua oficial) para la explicación y el entendimiento del alumno hipoacúsico.
«Ni siquiera la palabra biología tiene señas, pero cada intérprete docente que se comunica con los chicos en estas escuelas genera esa palabra para que los chicos puedan recibir ese conocimiento», sostuvo Beatriz.
Cuando Milagros comenzó a trabajar en el laboratorio, los integrantes del lugar le solicitaron a Beatriz y Aldo que les dieran un curso taller de señas para poder comunicarse con su compañera, ya que comparten ocho (8) horas diarias en las que se habla tanto de trabajo como de asuntos de la vida cotidiana. Fue en dicha capacitación donde generaron todas las señas para el instrumental que se utiliza en química analítica, contenido que se plasmará en la guía.
En la actualidad existen diccionarios cuyo contenido se basa en palabras de uso cotidiano y no académicos. Estos materiales no existen destinados a la educación superior debido a que las personas sordas generalmente no acceden a la universidad por las limitaciones comunicacionales. «Queremos romper con eso, que ellos puedan acceder a la universidad y que sepan que hay señas generadas por ahora en química, pero que la idea que tenemos es poder ampliar eso en un futuro», afirmó Aldo.
Pasos a seguir
La instalación de aros magnéticos en las aulas es uno de los aspectos técnicos que permitiría que los alumnos hipoacúsicos puedan transitar su cursada con mayor seguridad. Además se está tratando de llegar a un acuerdo con intérpretes para que puedan ayudar sobretodo en los primeros años, hasta que se adapten las dos (2) partes (docentes y alumnos).
Los profesionales sostienen que desde un conocimiento básico los docentes podrían desenvolverse bien con alumnos hipoacúsicos, sólo es necesario que tengan empatía y paciencia con los estudiantes, para que puedan explicarles más de una vez, de forma pausada y con otras estrategias como puede ser la utilización de dibujos.
«Es necesaria la capacitación para los docentes, que algún docente de las áreas sepa lengua de señas y que parte del personal administrativo también conozca», agregó Beatriz.
A partir de la realización de esta guía los profesionales esperan que sea un acontecimiento que abra las puertas de la universidad para las personas sordas. Que de este modo los chicos se animen a ingresar, sabiendo que en la Universidad Nacional de San Luis hay gente del otro lado que los ayudará, como a cualquier otro alumno.
«La educación superior tiene una deuda con la discapacidad, acá tenemos mucho espacio para trabajar, desde el programa de discapacidad de la UNSL se hace lo necesario para que ellos tengan accesibilidad académica», finalizó Aldo.