Vanesa Vazquez Laba: «Es necesario armar una agenda de género hacia adentro y sostener a nuestras estudiantes mujeres»


La Dra. Vazquez Laba es especialista en estudios de géneros, sexualidades y violencias. Además se desempeña como investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), donde dirige el Programa Contra la Violencia de Género (PCVG), pionero en el ámbito universitario nacional.

Los días 4 y 5 de noviembre visitó la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) para dar la primera etapa de un ciclo de capacitaciones dirigidas a autoridades de Rectorado, facultades, Consejo Superior y a replicadores de la Ley Micaela.

La experta, junto a la Lic. Luciana Papazian, vienen recorriendo distintas universidades del país capacitando a las comunidades universitarias. En la UNSL esta acción fue impulsada desde la Secretaría de Comunicación Institucional.

¿Qué objetivos se plantean en las capacitaciones en universidades?

Cuando nos invitan a otra universidad a dar una capacitación tratamos de dar un pantallazo muy general, contar toda la acumulación de trabajos, de producción de datos científicos, de los procedimientos que tenemos en la Universidad Nacional de San Martín.

Lo importante de las capacitaciones son dos (2) cosas: primero que haya una sensibilización, que a la gente le despierte una inquietud, que haya preguntas. En la capacitación a los funcionarios las preguntas son siempre las mismas, con cosas muy puntuales para cada caso, ya que por su función tienen que resolver situaciones que son muy complejas en la Universidad.

Por otro lado, lo que me parece interesante es que se arme una agenda de trabajo, que al detectar la magnitud del problema, el equipo de género sea quien pueda captar y poder construir una agenda de trabajo con los distintos decanos y decanas, secretarias y secretarios de toda la Universidad y con una proyección más larga. Ese es un objetivo muy importante y poderoso, después lo que tiene que lograrse es una política institucional donde la capacitación sea permanente.

¿Cuál es la importancia de estas instancias de capacitación?

La UNSL cuenta con 17 mil estudiantes que circulan, ingresan y egresan. También están los claustros docentes y nodocentes que tienen en todas las sedes, todos ellos conforman un gran paquete con el que hay que trabajar. Tiene que ser una política sostenida en el tiempo, de manera estratégica. Es necesario ir viendo en paralelo cuáles son las situaciones complejas y no copiar el modelo de la UNSAM.

Es necesario hacer un diagnóstico, una investigación para saber qué tipo de violencias se dan en la Universidad en sus sedes, porque se cruzan con las lógicas y coyunturas locales. Hay lugares que son más conservadores, las capitales son más cosmopolitas y por lo tanto hay más movimientos feministas y otras actitudes de las mujeres y de los jóvenes. Todas esas variables hay que tenerlas en cuenta para poder armar procedimientos que no llevan ni a un punitivismo, ni a una liviandad del tratamiento de las situaciones e ir construyendo un proceso civilizatorio donde el género forme parte de la igualdad, del respeto.

¿Cómo se arman las capacitaciones con respecto al público al que se dirigen?

Conceptualmente las capacitaciones son iguales, hay un abc que hay que saber y es sobre la desigualdad estructural entre varones y mujeres, sino no se entiende la violencia. Estamos en situaciones de desigualdades económicas y simbólicas en sociedades como estas, es necesario explicar qué es la violencia, ya que una cosa es la violencia y otra cosa es la perpetración y las prácticas.

Es necesario ver prácticas en la Universidad, ya que una cosa es la violencia doméstica del marido golpeando a la mujer, que eso aquí no lo vas a encontrar. Otra cosa son las situaciones que pueden pasar en las aulas, los laboratorios, en la relación entre pares, vinculado más con lo académico, a cómo se ve el acoso sexual dentro de la Universidad.

Después es necesario conocer los procedimientos, porque las personas que vayan a capacitar tienen que saber de cierta normativa local, de cómo se procede frente a situaciones de violencia, porque vos estás comunicándole a otros si encuentran una situación de violencia qué hacer, entonces tienen que informar que hay un protocolo, que hay un equipo de género, que no son ellos los que resolverán las situaciones, sino que tendrán que describir todo lo que está haciendo la universidad. Ahí hay que armar módulos conceptuales, módulos procedimentales, normativos, propios de la universidad y después ejercicios.

Las capacitaciones tienen una parte técnica y conceptual y otra práctica ¿Cuál es la importancia del ejercicio práctico en cuanto a la temática?

Hay que tomar a cada uno de los claustros en su doble rol: los estudiantes estudian, los docentes dan clases y los nodocentes cumplean tareas administativas y de servicios, pero hay que verlos como personas y como identidades universitarias, es decir ¿Cómo ejerce su práctica en el aula el docente?, ¿es perpetrador de discriminación y de violencia?, el profesional se tiene que hacer esa pregunta. No sólo hay que pegar el contenido para ver si ese docente encuentra machirulos en otros lados, tiene que preguntarse: ¿yo soy un machirulo?, ¿yo tengo prácticas sexistas?, ¿yo discrimino a las mujeres en las clases?, si una mujer levanta la mano en clase ¿yo la habilito para hablar?. A todo eso hay que apuntar, no sólo a pegar el conocimiento a una persona y que este se cierre en que no discrimina.

Es necesario que haya una interpelación como persona, como sujeto, como varón y como docente. No es fácil, mucha gente se sentirá incómoda, por ello las actividades prácticas son necesarias para detectar cómo se naturaliza la violencia. Estamos en un bar y nos dirigimos a otros a través de insultos, esos son los malos tratos como forma estructural en la sociedad, estamos todo el tiempo maltratándonos, entonces ¿cortamos con eso o seguimos adelante como si nada?. Al identificar esas cuestiones después uno como institución ve qué hacer con esa cotidianidad que puede ser de mucho maltrato, de mucho acoso, de mucha violencia simbólica. Poner el cuerpo y hacer actividades pedagógicas sirve para identificar en una situación ficticia un caso de acoso y de violencia que al representarlo podemos identificarlo.

¿Realizan capacitaciones destinadas a colegios secundarios?

Por ahora no realizamos estas capacitaciones en colegios secundarios, ya que tiene la complejidad que son menores de edad. Hoy en día los pibes vienen con un activismo más joven, llegan a la Universidad con una mirada distinta. Las camadas más jóvenes ya empiezan a tener otros códigos. Pero no deja de haber escuelas en las que el acoso y el abuso sexual es muy tremendo.

¿Hace cuánto vienen trabajando en este tipo de capacitaciones?

Comenzamos este año, arrancamos en el mes de julio en la UNSAM, donde capacitamos a nuestras autoridades durante todo el mes de agosto. Ahora estamos terminando con una primera etapa del claustro nodocente, ya que es un claustro muy grande. Nosotras hacemos capacitaciones más apuntando a la calidad que a la masividad.

En el caso de nuestras autoridades hicimos cuatro (4) encuentros con grupos de 15 personas. En una mesa ovalada donde había una parte expositiva y luego un diálogo, eso es importante para que aparezcan cosas y sea más dialógica la actividad. Con los estudiantes estamos en una mesa de trabajo viendo cómo vamos a dar las capacitaciones.

¿Cómo comenzó el vínculo con la Universidad Nacional de San Luis?

En la UNSL hay una agrupación llamada Ningunas Santas. Irma Ortíz Alarcón me contactó a principio de año para dar un módulo tras la aprobación de la especialización en estudios de género en la Universidad. Por cuestiones de logística y por mis obligaciones no pude participar. La profesora Ortíz luego me contactó con el Dr. Claudio Lobo, quien luego me enteré que es referente de Red Universitaria de Género (RUGE), empezamos a dialogar con él de la posibilidad de encontrarnos.

¿Cómo viste a la Universidad Nacional de San Luis con respecto a estas temáticas?

Creo que la Universidad al tener el equipo de género que estará abocado a estas temáticas, más la especialización como lugar de formación, tiene todas las condiciones para formar capacitadoras y gente que haga investigación para poder ir creciendo en el tema.

¿Considerás que es necesario que se implementen otras políticas puntuales en la Institución?

Puedo hablar en abstracto porque no analicé los temas de paridad que hay en el poder, cuántas decanas hay, sé que hubo una rectora en los años 90, una de las primeras del sistema universitario. Es necesario analizar cuántas secretarias hay, cuántas políticas de género generan en sus funciones, cuánta investigación hay, para mirar hacia dentro de la Universidad todas estas desigualdades.

Es importante que no quede solamente en crear campañas de sensibilización, sino poder hacerlo más carne en todas las actividades sustantivas de la universidad, tanto en extensión, docencia e investigación. También es necesario analizar cuántas materias de grado tienen en la formación curricular, de posgrado, son muchas cosas que hay que mirar.

¿Qué te gustaría destacar de tu visita a la Universidad Nacional de San Luis?

Lo que me ayuda es saber el panorama más a nivel general del sistema universitario, de saber en qué estadío están. En todas las universidades hemos visto buenas articulaciones hacia adentro, hay dificultades con algunos sectores más que con otros. Todo esto empezó hace no más de cinco (5) o seis (6) años, es poco tiempo para lo que son las universidades que tienen una cantidad de años importantes, son instituciones viejas que a veces no son muy flexibles y lleva mucho tiempo establecer estos procesos.

Hay un muy buen trabajo articulado por parte de las compañeras, falta mucho pero vamos entendiendo todas cómo se hace política feminista dentro de las universidades, vamos hacia un lugar más acertado. No es sólo hacer un pañuelazo afuera, sino hacerlo adentro, es armar una agenda de género hacia adentro, de sostener a nuestras estudiantes mujeres, embarazadas, no embarazadas, aquellas que sufren violencia dentro de la universidad, eso es una agenda feminista institucional, además de lo que tenemos que hacer como agenda feminista nacional.

X