Se trata de la científica María Marta Branda y el científico Rodolfo Porasso, quienes junto a un equipo multidisciplinario de expertos de distintas partes del mundo trabajan en lograr desarrollos contra la enfermedad causada por el Tripanosoma cruzi.
¿Cómo comenzó este trabajo? ¿Hace cuánto tiempo están dedicados a esta investigación?
Este trabajo inició aproximadamente hace cinco (5) años, cuando en la Universidad del País Vasco (España) el grupo de investigación de laboratorio del Dr. Diego Guerin desarrolló una tecnología que se había empezado a emplear para hacer vacunas. La misma consiste en utilizar la cápside o envoltura de un virus como portador de antígenos. Este virus tiene una estructura semejante a los que producen la poliomielitis o el resfrío común. Además, es muy diferente a la que se está utilizando ahora para la mayoría de las vacunas contra el Covid-19, y posee una etapa inicial de diseño, que se hace empleando criterios similares a los que utiliza un/a arquitecto/a para modificar un edificio. En el caso de las vacunas que hacemos, se parte de la cápside del virus original, y se lo modifica. Como este diseño requiere el empleo de expertos en física molecular, el Dr. Guerin nos invitó a participar en esta parte inicial del proyecto.
¿Quiénes forman parte del equipo?
El equipo de trabajo de este proyecto es multidisciplinario, lo integran investigadores en biología, bioquímica, física y química, de España, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Haití.
¿Cuáles son los objetivos a corto y largo plazo que se proponen desde el equipo de trabajo?
El proyecto se plantea el primer año un estudio inicial para el diseño teórico de la vacuna, utilizando herramientas de bioinformática y de simulación computacional de dinámica molecular. En el segundo año se prevé la producción de al menos un (1) prototipo mediante técnicas de ingeniería genética, y por último, si las etapas anteriores se cumplen exitosamente, se podrán realizar las pruebas en ratones.
En particular desde la Universidad de San Luis, estamos abocados al diseño teórico de uno (1) o más prototipos de vacuna contra Chagas. Se trata de un proyecto inicial que tiene como principal objetivo la colaboración entre España y países latinoamericanos, donde el objetivo de obtener una (1) vacuna no se podrá alcanzar en los dos (2) años que dura este proyecto, ya que el desarrollo de una vacuna, como cualquier otro medicamento, necesita superar los estudios clínicos en humanos, muy costosos y de larga duración. Es por eso, que nuestra aspiración es lograr construir un (1) prototipo vacunal que justifique continuar adelante en estas investigaciones.
¿Se plantean generar espacios de capacitación y concientización sobre esta enfermedad a futuro?
Uno de los objetivos de este proyecto es llevar adelante acuerdos de colaboración entre la Universidad del País Vasco (UPV) y las universidades y centros de investigación latinoamericanos que participan en él. En particular, ya se ha comenzado a elaborar un convenio marco entre la UPV y la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Este convenio, y posteriores convenios específicos que pudieran surgir en temas de capacitación, intercambio de docentes y estudiantes, transferencia de tecnología, etc, podrán permitir, por ejemplo, el desarrollo de estudios de posgrado mixtos, como masters y doctorados, entre nuestra universidad y la UPV.
También tenemos prevista la realización de un curso de posgrado para fines de este año, que será dictado por varios/as miembros de este proyecto.
¿Qué podría decirnos sobre la enfermedad de Chagas en Argentina?
Al igual que sucede con la pandemia que actualmente estamos sufriendo, a la enfermedad de Chagas hay que analizarla no solo en relación al impacto que produce en la población de Argentina sino en todas sus manifestaciones en otros países de la región, que es Latinoamérica. La enfermedad de Chagas es un tipo de enfermedad que por sus características de transmisión a través de un insecto vector llamado vinchuca (que se alimenta chupando la sangre de su presa), y por la existencia de reservorios naturales como son los roedores, perros, gatos, etc, se denomina zoonosis. Esto quiere decr que nunca se podrá erradicar.
En Argentina y otros países latinoamericanos donde se pudieron implementar campañas sistemáticas de desinsectación domiciliaria, se ha reducido drásticamente la transmisión vectorial. Pero en muchas regiones rurales de difícil acceso, el éxito de estas campañas ha sido menor. Además el uso intensivo de insecticidas ha generado un efecto de resistencia en las vinchucas, y ahora hay que emplear insecticidas más fuertes que impactan negativamente en otras poblaciones de insectos beneficiosos, como los propios enemigos naturales de las vinchucas.
¿Cuáles son los tratamientos que se implementan actualmente en esta enfermedad?
El Chagas lo produce un microorganismo denominado Tripanosoma cruzi, que siendo unicelular como las bacterias, es mucho más complejo en su estructura y ciclo de vida.
La manera de tratar a los/as enfermos/as de Chagas es suministrándoles uno u otro medicamento de los dos (2) existentes, denominados nifurtimox y benznidazol. Estos medicamentos pueden producir efectos adversos severos que muchas veces obligan a abandonar el tratamiento. Con estos medicamentos solo pueden curarse niños/as pequeños/as a los/as que se les puede hacer un diagnóstico temprano, mientras que a los/as adultos/as, que son generalmente diagnosticados tardíamente, la enfermedad se transforma en crónica y no es curable. En este último caso los medicamentos mencionados no tienen el efecto curativo observado en los/as niños/as, y la enfermedad evoluciona hacia formas severas de megacolon o cardiopatías que conducen a la muerte prematura.
Es por eso que existe la necesidad de desarrollar nuevos medicamentos, y la vacuna que esperamos poder desarrollar apunta a tratar a los casos crónicos, o sea sería mas bien una vacuna terapéutica más que preventiva.
¿Cuáles son los avances que han logrado en su trabajo de investigación?
La propuesta de hacer una vacuna contra Chagas basada en esta tecnología es reciente, y podemos decir que aun no tenemos nuevos resultados. Sin embargo podemos decir que reunir a un equipo multidisciplinario de varios países, que tienen la convicción que hay que encontrar una solución a un viejo problema de salud de millones de personas afectadas, es un paso importante.
Hace más de 100 años que se estudia esta terrible enfermedad, y aun hoy muchos grupos de investigación hacen esfuerzos por comprender el complejo ciclo biológico vinculado al Chagas, así como a diagnosticar y mitigar los trastornos fisiológicos que produce. Es por eso que no partimos de cero sino que la vacuna que pensamos realizar también aprovechará hallazgos que otros/as investigadores/as ya han obtenido, como la identificación de proteínas de Tripanosoma cruzi que generan una respuesta inmune adecuada.
¿En Argentina existen otras líneas de investigación sobre el tema?
Varios grupos locales estudian diferentes aspectos de la enfermedad de Chagas, como por ejemplo la distribución geográfica de las vinchucas, su estado de infectación. En cuanto a desarrollar una vacuna de carácter terapéutico o preventivo contra Chagas, conocemos el trabajo del grupo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dirigido por el prestigioso inmunólogo, Dr. Emilio Malchiodi. Nuestro proyecto de vacuna es complementario al enfoque que él realiza, lo que permite que Malchiodi participe de manera directa en nuestro proyecto, ya que este año junto al Dr. Guerin obtuvimos un subsidio de Proyectos de investigación científica y tecnológica (PICT Raíces) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) en el cual Malchiodi es colaborador.