El mismo surge como consecuencia de la «reconfiguración de las modalidades de enseñanza y aprendizaje» que se originaron a partir de la pandemia durante el período 2020/2021 y establece la necesidad de reconceptualizar los alcances de cada opción pedagógica (presencial y a distancia).
También se establece la necesidad de explorar las experiencias de combinación que se han ido adoptando y que desafiaron los saberes y prácticas previos a la pandemia y a los marcos normativos.
Los intercambios propiciados en el marco de la Comisión de Asuntos Académicos del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), evidenciaron que las principales preocupaciones del sistema universitario se vinculan con las carreras presenciales, que representan más del 90% de la oferta que existe actualmente y los cambios que se han introducido en sus formas de dictado.
Tomar la categoría «presencialidad» como modalidad en estudio, llevó a reconocer dos (2) cuestiones:
- Que la educación presencial siempre tuvo una apoyatura en tecnologías. Al respecto el anexo resolutivo expresa: «El aula, el pizarrón, la tiza, los pupitres, son tecnologías. Aparecieron luego las diapositivas, los cañones y otras herramientas «multimedia» al interior del aula física, pudiendo reconocer que si se consideran las dinámicas de innovación didáctica al interior de los cursos universitarios, hace tiempo que nuestras carreras se desarrollan en una modalidad presencial con uso de tecnologías»;
- Que la educación presencial ha recurrido siempre a actividades «no presenciales» y «asincrónicas» como trabajos en grupo, guías de lectura, preparación de consignas, trabajos en campo, proyectos, entre otras. Solo que no han sido especialmente registradas en tanto formaban parte de un repertorio usual de aquello que se hacía «cuando no estábamos en clase».
A partir de esta constataciones, el planteo es preguntarse dónde está la línea divisoria de la opción pedagógica presencial respecto de la opción pedagógica a distancia.
Por otra parte, tal como lo establece DNGU DOCU 5 se ha promovido una integración presencial/virtual con el objetivo irrenunciable de garantizar una educación superior de calidad, inclusiva, accesible e innovadora.
Como ha planteado recientemente la Dirección Nacional de Gestión Universitaria, hoy la clase presencial y la clase virtual necesitan no ser excluyentes entre sí, articularse y ampliarse, conociendo y reconociendo las condiciones institucionales y de los actores que participan en los procesos educativos. Ello conduce a los debates en torno a las diferencias entre modalidades mixtas, hibridas y bimodales.
Lineamientos para una agenda de trabajo
Hacia el final se proponen distintas líneas de acción para ser trabajadas al interior de cada universidad, entre universidades, por el CIN y en diálogo con la SPU-ME que remiten a distintas dimensiones del desafío: las prácticas de enseñanza y aprendizaje, la normativa y las políticas académicas (políticas curriculares, de formación docente, de acceso a bibliografía y conectividad). A saber:
- Sistematizar experiencias.
- Un indispensable proceso de debate y revisión normativa.
- Impulsar políticas curriculares en las universidades que avancen en la incorporación de la bimodalidad y las formas mixtas.
- Impulsar la formación docente.
- Fortalecer los servicios bibliográficos desde una perspectiva mixta.
- Promover la movilidad mediante estrategias de reconocimiento de actividades académicas virtuales.
- Priorizar la conectividad entre las políticas de inclusión.
En la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) desde el 2020 se viene trabajando en esta dirección, iniciando la reflexión y los cambios paulatinos en los espacios y prácticas que mayor receptividad al cambio mostraron, en torno a la incorporación de modalidades flexibles que se adecuaran a las condiciones y características que los estudios diagnósticos y censos definían de los/as estudiantes, garantizando inclusión mediante bibliotecas virtuales, repositorios, bimodalidad y formas mixtas en las cursadas y exámenes, capacitación docente, mejoramiento de la conectividad, adecuación de las normas, entre otras.
Sin embargo, esta Resolución del CIN, resultado del análisis y consenso de la Comisión Académica, otorga un marco general para ordenar el debate en torno al tema y definir una agenda nacional que organice las necesarias readecuaciones en las modalidades y contextos de la función académica con lo cual se espera vigorice la reflexión y el trabajo del conjunto.
Accedé a la Resolución CE N 1716/22
Fuente: Secretaría Académica UNSL