Docentes de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) junto con estudiantes secundarios de Villa Mercedes diseñaron y fabricaron una cocina solar que actualmente funciona en el comedor Mi Abriguito al que asisten alrededor de 100 niños, desde recién nacidos hasta adolescentes de 18 años y mujeres embarazadas.
El proyecto de extensión Matemáticas Renovables: Aplicación de Herramientas Matemáticas para el Diseño de Fuentes de Energías Renovables, tuvo beneficio por partida doble. Por un lado, uno de sus propósitos fue acercar de «manera amigable» las matemáticas a los estudiantes del secundario y por otro lado, con los resultados, construyeron una herramienta sustentable al servicio de la sociedad.
Este proyecto surgió a partir de un grupo de docentes de las carreras de ingeniería quienes notaron que los ingresantes llegaban a la Facultad con una desmotivación hacia la asignatura matemáticas. Así presentaron un proyecto para acercarse a los alumnos de la secundaria con motivo de que puedan aplicar la matemática a una situación concreta y que al mismo tiempo sean movilizados socialmente.
«Nosotros consideramos la problemática del cambio climático que está sufriendo nuestro planeta y también nuestra propia región geográfica y las maneras que tenemos también para mitigar esta situación. Así surgió la idea de construir una cocina solar con el fin de evitar la quema de combustibles fósiles para calentar agua, por ejemplo», explicó el Ing. Agustín Menuet, director del proyecto.
La cocina solar donada tiene un modelo matemático y es por allí donde se vinculó la aplicación de la disciplina en el proyecto. Para poner manos a la obra, los profesionales de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) se pusieron en contacto con el Ing. Luis Robles, director del Colegio Industrial Nº 15 Ing. Agustín Mercau, establecimiento educativo en el cual se realizaron talleres con respecto a la situación actual del medio ambiente, las diferentes formas de utilizar las energías renovables, y el modelo y diseño de una cocina solar.
Una vez realizados los talleres se les brindó a los alumnos de sexto año y docentes los materiales necesarios para que fabriquen la cocina solar. Una vez ya fabricada se buscó un lugar donde donarla y así se llegó al comedor Mi Abriguito donde se organizó un encuentro para la donación.
Al llegar al comedor -cuenta el ingeniero Menuet- la pusieron a prueba. «Cocinamos unas salchichas para hacer unos panchos que nosotros les llamamos «panchos solares» y compartimos una jornada con todos los niños, la coordinadora y madres, para darle el primer uso a la cocina (…) Quedamos muy contentos con el uso que le dimos, ya que más allá del ahorro económico y el cuidado ambiental que representa, también generó el interés y la curiosidad de los niños por entender cómo ese «aparato raro que veían» podía llegar a cocinar solo con la energía del sol».
Actualmente el equipo del proyecto de extensión solicitó una prórroga del mismo para trabajar también con otras escuelas y realizar talleres de capacitación y fabricación de cocinas solares con materiales reciclados.
Esta donación se realizó a principios de abril de 2019. Con esta cocina solar, el comedor logrará reducir el consumo de gas y contribuirá con acciones concretas a favor del medio ambiente.
Nota: UNSL
Fotos: FICA