El próximo 10 de septiembre se conmemorarán los 50 años de la Dirección de Obra Social para el Personal Universitario (DOSPU). En este marco, desde Noticias UNSL dialogamos con el periodista Oscar Flores, quien nos cuenta cómo la DOSPU estuvo presente en uno de los momentos más difíciles de su vida.
¿Por qué ha sido importante en tu vida la DOSPU?
En realidad, siendo estudiante, la DOSPU siempre estuvo en mi vida universitaria. Después, cuando ingresé al sistema laboral siendo director de Radio Universidad, DOSPU innegablemente pasó a ser mi obra social oficial.
A los seis (6) años de ser director de la radio soy diagnosticado por pérdida del sistema renal y tengo que comenzar un tratamiento intensivo de diálisis, que era muy caro. De acuerdo a la ley -que todavía está en vigencia- el Estado cubre el 100% de esos tratamientos. En estos casos, la obra social paga el servicio de diálisis a la prestadora, en este caso una empresa de servicios de salud y el Estado le reintegra el 100% del valor a esa obra social. Esto se cumplió, porque sino me hubiesen suspendido el servicio.
Yo estuve ocho (8) años en ese tratamiento de diálisis hasta que salió el trasplante. DOSPU cubrió el 100% de la operación de trasplante y los tratamientos futuros. Hoy por hoy, tengo los controles periódicos en la ciudad de Córdoba, donde me hice el trasplante, y tengo la cobertura del 100% de los controles por el trasplante. O sea que indudablemente si yo no hubiese tenido DOSPU se me hubiese dificultado notablemente mi vida. Pagar hoy una diálisis es imposible si el Estado no está presente, si no hay una obra social presente, es imposible bancarse un tratamiento de diálisis a lo largo del tiempo. También sería imposible costearse los tratamientos posteriores al trasplante, con medicamentos inmunosupresores que son carísimos, si no existiera una obra social como DOSPU.
Y al margen de esta facilidad que te ofrecieron para atravesar estos tratamientos, ¿cómo fue la atención, la contención de la gente que trabaja ahí con vos en ese sentido?
DOSPU indudablemente es una gran familia, forma parte de nosotros, una gran familia universitaria. Al ser todavía una universidad pequeña donde nos conocemos todos, se facilitan mucho las cosas. Lo digo porque lo comparo con una obra social como la DASPU de Córdoba, que es mucho más grande, donde vos pasas a ser un poco un número, porque no hay un trato muy personal, no hay un trato cotidiano. Acá sí, acá incluso en la farmacia ya me conocen de memoria, y saben que si los tratamientos se suspenden seguramente el mes que viene va a llegar, o sea, van siguiendo caso por caso no solo el mío sino el de todos los pacientes.
Hay pacientes oncológicos también con tratamientos muy caros que la obra social lo cubre en 100% y es un trato personal, un trato personalizado, eso no tiene precio. Porque para un paciente cuando vos tenés que ir a una intervención quirúrgica, cuando vos tenés que ir a un control y tenés que tener todos los papeles en regla, fuera de San Luis ahí está el contacto personal, tenés teléfonos, tenés mails que te responde rápidamente. Entonces sí, la obra social en ese aspecto, lo cubre totalmente.
¿Cómo has seguido después del trasplante, cómo ha seguido tu tratamiento?
Yo de por vida voy a estar en tratamiento y esperemos que no haya ningún cambio en ninguna ley. Estuvimos en peligro hace meses atrás cuando el gobierno anunció la suspensión de algunos tratamientos, hasta el momento siguen, pero estamos en alerta todos los pacientes trasplantados del país. No se podría mantener un tratamiento sin la intervención del Estado, sin la intervención de las obras sociales, es muy caro.
En este contexto tan difícil de emergencia económica, ¿qué pensás y esperás para el futuro de la DOSPU?
Espero que indudablemente la DOSPU pueda salir del momento de crisis en el que estamos todas las universidades. La DOSPU es una institución muy importante para toda la comunidad universitaria. El que ha padecido una enfermedad leve, crónica o grave como en mi caso, sabe la importancia que tiene la DOSPU. Así que esperemos que pueda pasar esta crisis, que es una crisis que no la generó ni la universidad, ni la DOSPU.
Yo soy optimista que se han hecho las cosas bien, que puede haber un montón de críticas «menores», cada vez que salen de las asambleas o reuniones, pero cuando vos estás al límite de la vida, te olvidás de las críticas menores. Si te atendieron bien alguna vez, o si el médico llegó tarde o no, o si tenés que esperar más de media hora o una hora por la atención pasa a ser secundario, porque yo te digo que en otros lugares esperás mucho más, muchísimo más. Uno que tiene la experiencia de atenderse en otros lados y allá no viene nadie a decirte «venga señor» por tu nombre, «siéntese acá que lo va atender el médico» porque lo conoce de hace años, no existe eso.
Algunas personas dicen que la DOSPU es un lugar de encuentro también ¿vos qué pensás?
Si, claro. Yo tengo algunos ex compañeros de diálisis, algunos son universitarios y cuando nos encontramos hablamos y les transmito cómo iniciar un trámite para trasplante, por ejemplo. También existe la solidaridad de cuando un paciente no tiene o se le acaban los remedios y no llega su medicamento en tiempo y forma, hay un intercambio entre nosotros, entre los pacientes. Existe esa solidaridad que está más allá de los reglamentos, los estatutos y todo eso. Eso es fantástico porque uno sabe que hay medicamentos que pueden demorar, que no están en droguería, o en laboratorio y no podés cortar los tratamientos, entonces es importante saber que existe esa solidaridad.
¿Algo más que quieras agregar de toda tu experiencia?
Sí, que si la DOSPU fuera más chica funcionaría mejor, ¿de qué depende que la DOSPU sea más chica? del cuidado nuestro, de la prevención de la salud. Si uno se cuida con los alimentos, con las cantidades de sal o de azúcar, de esta forma no llegaríamos a los estados crónicos o graves de un enfermedad, por lo tanto, no llegaríamos al gasto millonario en una persona, en un paciente. Lo frenaríamos antes. Entonces me gustaría dar ese mensaje de concientización, que si nosotros prevemos un montón de situaciones en las que, mucho tiene que ver la alimentación, no llegaríamos a la DOSPU ya enfermos.
¿Qué le dirías a alguien que está a punto de iniciar esta etapa, que sabe que tiene que afrontar un tratamiento, qué consejo le darías?
La DOSPU tiene una red también de contención psicológica, psiquiátrica. Eso es clave, porque uno entra en un estado de shock cuando va a iniciar un tratamiento de esta naturaleza, se te desdibuja mucho la cuestión de tu función laboral, entonces la DOSPU tiene esos mecanismos, tiene un apoyo social, un apoyo de contención psicológica, te los cubre. Y me parece que eso es clave.
¿Cómo pensás que el afiliado puede apoyar a la DOSPU en este momento?
Yo sé que hay gente que ha migrado a otras obras sociales, yo no lo voy a hacer, yo recomiendo defender la nuestra porque si la DOSPU nos ha protegido en los momentos más graves, como en mi caso, en el momento más grave de mi vida, que ha peligrando varias veces, yo no puedo ser indiferente, tengo que tener gratitud con la obra social. Si la obra social hoy está en crisis, hay que ponerle todo. Por ejemplo, devolviendo los medicamentos que sacaste de la DOSPU y no usaste. No seas indiferente a eso, porque en un momento de crisis hay que ser solidarios.