El viernes 26 comienza un nuevo dictado del tradicional curso de posgrado sobre Epistemología. Hace 29 años de modo ininterrumpido, lo toman, en especial maestrandos y doctorandos de toda la Universidad y de universidades vecinas. Docentes e investigadores de Psicología, Química, Educación, Matemática, Ciencias Naturales e Historia son alumnos comunes en este curso, tanto de San Luis como de toda Argentina y Latinoamérica. Su impulsora es, desde un principio, Violeta Guyot.
“Yo soy Violeta Guyot profesora de Filosofía, mi pasión tuvo y tiene que ver con la enseñanza de la Filosofía”, así comienza a relatar su historia la que en 2008 fue designada Profesora Emérita de la UNSL, la que ha formado a decenas de docentes e investigadores en la Facultad, la que sigue publicando y dando clases en toda la Región, la que muestra como nadie a Foucault, la investigadora, y la que impuso un sello particular en la formación y en la enseñanza de la Filosofía.
Sus inicios en la Facultad
“Yo nunca me planteé irme a otro lado que no fuera San Luis”, recuerda Violeta. “Mi pertenencia en la Universidad y en la Facultad fue como una cuestión de hecho y yo la acepté como la resolución ante una serie de acontecimientos, que felizmente se resolvieron de este modo (…) Aquí comenzó todo”.
La historia de Violeta en la Facultad se remonta a principios de 1980, cuando expulsada de la Universidad Nacional de La Plata por la dictadura, llega a San Luis, con su pequeña hija: “Yo entro a la entonces Facultad de Ciencias de la Educación en el ´84. El primer curso de ingreso que se realiza inmediatamente después de la elección de Alfonsín y la reapertura democrática de la Universidad. Así que eso para mí fue una marca y una experiencia extraordinaria y me lo tomé como una cuestión relevante al poder hablar de nuevo de Filosofía en la Universidad Nacional. Realmente fue un periodo de mucho entusiasmo, mucho optimismo por este retorno”.
En 1986, con la normalización de la Universidad, pudo concursar su cargo, continuando en la Institución hasta la actualidad, impartiendo cursos de cuarto nivel, participando de congresos, publicaciones y reconocimientos de sus pares y estudiantes.
El desafío de enseñar Filosofía y formar en esa disciplina
Violeta recuerda con nitidez su paso firme y acertado en la formación de estudiantes, haciendo que sus clases se grabaran a fuego en muchos y muchas: “Mi desafío más grande fue dictar cursos de Filosofía para alumnos que no eran de la carrera de Filosofía, así que tuve que pensar cómo lo hacía. Muchas veces eran chicos que ingresaban después de una escuela secundaria, o incluso los que venían ya mayores de un proceso de muchas restricciones a las libertades y a los derechos individuales, sociales y políticos”.
Luego de esas primeras experiencias y desafíos de los primeros años, muchos alumnos regresaron para que Violeta les dirigiera sus tesis. “Se ve que la Filosofía los impactó y volvieron”. Muchos de esos tesistas fueron después sus discípulos, además de docentes e investigadores en la Facultad y en la Universidad.
“Trabajamos con la convicción de que la función de la Universidad además de la docencia y de la investigación, era y es de formación. En esa época no se daba mucho crédito a las actividades de formación, así que yo era una especie de franco tiradora que me dedicaba a estas cosas que aparentemente no tenían un beneficio inmediato. Sin embargo, yo puedo constatar que sí lo tuvo. Pero lo más valioso fue que se convocó también a la formación filosófica a alumnos de Psicología y de Ciencias de la Educación. Eso fue lo más acertado de lo que yo pude hacer, porque estos alumnos no solo hicieron una formación, sino que se convencieron de la necesidad de la reflexión filosófica y del pensamiento crítico en el campo de la Educación y de la Psicología”.
La Filosofía: Una puesta en escena
Las clases de Violeta son parte de la historia de la Facultad y de la Universidad, por lo novedosas y porque unían la filosofía con otras disciplinas y ciencias: “Hicimos cosas muy interesantes, ante la inquietud de cómo me las arreglo yo para enseñar Filosofía a alumnos que eran de otras carreras. Y realmente a mí me gustaba mucho el teatro, no solo el teatro como puesta en escena y dramatización que uno podía presenciar como espectador, sino también la lectura del teatro muy unida a la filosofía como forma de expresión. Así, elaboramos un programa de representaciones teatrales por cada una de las unidades del programa oficial (…) Si teníamos una unidad de Filosofía Griega representábamos Antígona de Sófocles y sus distintas versiones. Mostrábamos la universalidad de los problemas filosóficos y que además toman las peculiaridades de cada época y de cada lugar”.
En su recuerdo aparecen imágenes, espacios y equipos que la acompañaron. “Había muchas libertades, pero nada de plata para poder hacerlo. Todo fue a pulmón y con los conocimientos que tenia cada uno en lo suyo. En ese sentido, fue un trabajo colectivo muy interesante”. Alberto Luppi, Tila Montoya, Roberto Follari, Plácido Horas, Marcela Becerra Batán, Marisa Giordano, y tantos otros son hombres y mujeres que se suman a una larga lista de amigos y colegas que Violeta recuerda con respeto y agradecimiento.
La apertura lograda en la comunidad también viene a la memoria de Guyot: “Al mismo tiempo hicimos con la gente de extensión, seminarios sobre el tema del arte y la filosofía, abiertos a la comunidad universitaria y también a los que no pertenecían a la Universidad. Fue importantísimo y tuvo mucha trascendencia. Y después de San Luis, empezó a irradiar esto y me empezaron a llamar de distintos lugares”.
No se corre el telón de la Filosofía
No es fácil resumir la vida académica de Guyot. En su semblanza aparece inexorablemente su pasión por la Filosofía y su abrazo a la formación y la innovación educativa: “En este lugar, encontré un campo propicio y gente que se plegó a este proyecto. La filosofía en la UNSL fue un emprendimiento colectivo”.
Entrevista a la Profesora Guyot
Prensa FCH