Después del reconocimiento del benznidazol –medicamento empleado para tratar la enfermedad – por parte de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la Dra. Claudia Calderón, especialista en Ciencias Químicas Farmacéuticas de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF), resalta este hecho para avanzar en los tratamientos contra el Chagas.
La investigadora recibió positivamente lo hecho por la FAD, una referente de las agencias reguladoras de medicamentos en el mundo. Esta medida legitima el fármaco que ya era usado para tratar el mal de Chagas o “enfermedad silenciosa”, porque los síntomas son leves o similares a otras enfermedades.
La FDA aprobó el medicamento para su uso en niños con la intención de extenderlo hasta los 50 años en base a su efectividad también en adultos. El fármaco es efectivo en la parte aguda de la enfermedad –los primeros meses en los cuales se visualizan la mayor cantidad de parásitos en la circulación sanguínea – y evita su expansión.
Otro aspecto que destaca la investigadora es que la resolución favorece a Argentina al ser proveedor del medicamento. En 2012, las políticas públicas impulsadas por el Estado argentino y otras entidades lograron que se produzca el medicamento en el país cuando se había suspendido su producción. Lo económico había influido en la suspensión de la producción.
Por otra parte, Calderón contextualiza la medida y consideró que “la decisión de la FAD se debe a que Estados Unidos ya está afectado por el problema y han aumentado los casos de subdiagnósticos”. De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay entre 6 y 7 millones de personas infectadas por el Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas. En Argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación, se estima que hay 1,5 millones de infectados y que la enfermedad provoca, aproximadamente, 12 mil muertes al año.
En 2013 el benznidazol fue declarado como medicamento esencial por parte de la OMS. En ese año el Chagas se estaba convirtiendo en un problema de salud en países desarrollados a causa de la movilidad de las personas, es decir, de los individuos portadores.
Sobre el Chagas
En América Latina, el parásito Trypanosoma cruzi se transmite por contacto con las heces u orina infectadas de los insectos que son conocidos como vinchucas, que se alimentan de sangre. Estos insectos viven (generalmente) en grietas o huecos de paredes y los tejados de las casas mal construidas en las zonas rurales y suburbanas.
Por lo general, las vinchucas entran en actividad por la noche y pican una zona expuesta de la piel, como la cara, y defecan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona se frota y empuja las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca, etc.
El Chagas también se transmite por el consumo de alimentos contaminados por el parásito, por la transfusión de sangre infectada; de madre infectada a su hijo durante el embarazo o el parto; por el trasplante de órganos provenientes de una persona infectada; y por accidentes de laboratorio.
Según la OMS, las primeras manifestaciones de la enfermedad, que se corresponde con el 50% de las personas picadas aproximadamente, son lesiones cutáneas o una hinchazón de un párpado. Además, se puede presentar fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico. Otros síntomas son los trastornos cardiacos, que alcanza al 30% de los pacientes, y alteraciones digestivas –agrandamiento del esófago o del colon –, neurológicas o mixtas.