«Este acompañamiento implica una gran responsabilidad y compromiso profesional»


El Lic. Simón Abrahan es docente y en estos momentos se encuentra a cargo del Servicio Integral de la Voz de la Facultad de Ciencias Humanas (FCH). Uno de los ejes que se trabaja en este espacio es el acompañamiento a voces travestis, trans y no binarias. En diálogo con Noticias UNSL, el Licenciado nos cuenta cómo surgió este espacio, la importancia del mismo y sus expectativas a futuro.

¿Hace cuánto se brinda este servicio en la Universidad?

El Servicio Integral de la Voz empezó en la carrera de Lic. en Fonoaudiología y luego se trasladó a la Facultad de Ciencias Humanas (FCH). Este cambio tuvo lugar ya que la docente a cargo del espacio pasó a ser parte de otra carrera. Yo ingresé al Servicio en el año 2016, cuando ingresé en la Universidad. En ese momento se cambió la visión del Servicio a una visión más integral de la salud y comenzó a trabajarse de manera interdisciplinaria con otros profesionales, para armar un equipo más complejo y con más alcance.

Luego, presenté un nuevo proyecto de conformación del equipo y pasé a ser responsable del Servicio. En ese momento, se abrió una convocatoria a los Proyectos de Extensión de Interés Social (PEIS) y presenté en el año 2020 un trabajo de acompañamiento en salud vocal a personas con identidad trans. En ese momento íbamos a trabajar en el hospital del sur, nos habían dado ya el lugar y teníamos todo hablado para hacer un trabajo con distintas instituciones. También íbamos a realizar talleres destinados a la comunidad trans y otras actividades de manera grupal e individual. Sin embargo, llegó la pandemia y no pudimos hacer los encuentros presenciales, pero sí nos pusimos a trabajar mucho desde las redes sociales.

Cuando comenzaron las flexibilizaciones luego de la pandemia, la gente del espacio Weye nos ofreció un lugar para la comunidad y allí cambió el proyecto, porque el sitio de encuentro pasó de ser un centro de salud, a un centro cultural, lo que te hace entrar con otra energía y predisposición. Allí se propusieron un montón de actividades, talleres, conversatorios con profesionales.

Foto de archivo del Proyecto

Al ser un proyecto interdisciplinario, estábamos acompañados por docentes de comunicación y psicología. Gracias a esto, a todo el trabajo en redes sociales, nos hicimos conocidos en casi todo el país porque era la primera vez que una Universidad Pública brindaba un servicio de este estilo.

Cuando me puse a buscar información para escribir el proyecto, no tenía nada. Sí encontraba artículos de otros países, con una visión que no tiene nuestra región, ya que eran países sin leyes de identidad de género, que determinaban siempre una visión médica muy binaria, de normalidad o patología. La mirada de profesionales de otras regiones era de trabajar la voz trans como patológica, no como una más del espectro, ya que si no era masculina o femenina, era patológica. Esa visión me quedaba muy corta, sobre todo por los avances que tenía nuestro país en ese momento a partir de los derechos y la ley de identidad.

Un día la Lic. Claudia Díaz, de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), me invitó a hablar sobre la temática. En ese momento me crucé con profesionales en el tema, generamos una amistad y comenzaron a asesorarme en el proyecto.

Cuando propuse la idea hubo resistencia al interior del equipo, ya que es una temática que implica mucho compromiso y a veces muchas personas no quieren cambiar sus visiones. De los seis (6) que éramos en el Servicio, trabajamos tres (3) en este Proyecto, pero seguimos adelante, porque en cuestiones de derechos humanos no se debe retroceder.

Foto de archivo del Proyecto

Cuando finalizó la instancia del PEIS, lo integré al Servicio de la Voz como parte, haciéndolo más formal y fijo. Allí empezó a tener más relevancia el Servicio, porque implica una temática que en otros lugares no se brinda, ni siquiera a nivel nacional en las carreras de fonoaudiología, salvo que a algún docente le interese la temática y la integre.

¿Qué podés decirnos de este trabajo que realizan?

Es un servicio que se brinda para toda la comunidad. Cuando nos agarró la pandemia hubo una mutación muy importante del proyecto con la virtualidad, lo que nos permitió expandirnos en el país y Latinoamérica. Era la primera vez que una Universidad brindaba un acompañamiento desde una perspectiva disruptiva, de plantear la voz trans como una más que pertenece al espectro de la voz humana.

No es un servicio terapéutico, es un acompañamiento en salud, que es otra cosa. Lo terapéutico implica que hay un problema, nadie va a al médico porque no tiene nada que hacer, sino para solucionar un problema. Por ello, desde el acompañamiento en salud no queremos corregir nada y no tratamos a la persona como si estuviera enferma. Si hay alguna patología vocal, se trabaja sobre ella, pero no se plantea a la voz trans, travesti o no binaria como patológica.

¿Qué devoluciones han tenido de sus pacientes?

La mayoría de consultantes que hemos tenido en el servicio han sido de afuera, no tanto de San Luis. Las reuniones grupales muchas veces no eran posibles, por cuestiones internas entre las personas o los grupos, por eso hicimos muchas consultas individuales.

¿Cuál es la importancia del cuidado de la voz?

Si la voz no falta o no duele, no suele ser un tema que tengamos en cuenta para cuidar. Muchas veces mientras la otra persona te entienda y puedas seguir hablando o comiendo, no es un problema. Por eso, en una comunidad donde la esperanza de vida es de 40 años, no creo que el estado de su voz sea algo relevante, ya que su principal preocupación es sobrevivir. No es un proyecto que les sea esencial, pero sí puede mejorar calidad de vida, eso es lo que buscamos.

Pensamos al servicio en la voz no solo como un fenómeno físico acústico, producido por el cuerpo humano, sino como un espacio para brindar visibilidad. Por eso, a través del servicio se han realizado muestras artísticas para pensar a la voz como una forma de visibilidad.

¿Cuáles son las consultas que reciben de parte de sus pacientes? ¿Cómo ha sido la atención durante este tiempo?

Hemos tenido mayor consulta o interés de personas que no son de acá, que no tienen el servicio a mano. Hemos tenido consultas de personas de Buenos Aires, de Córdoba, de partes del interior de esas provincias. Sin embargo, el trabajo virtual no es igual al presencial, ya que la voz implica un acercamiento que la virtualidad te corta. A no ser que las características tecnológicas sean muy buenas, no puedo trabajar con lo que me llega a través del micrófono, porque pierdo muchas características de la voz. Sin embargo, en estos espacios virtuales se generaba un lugar de consulta y de intercambios. Cuando me escribe alguien de otra provincia, yo me contacto a colegas de esos lugares para que puedan hacer una atención de forma presencial y más eficiente.

¿Cómo se conforma hoy el servicio y qué esperás para el futuro del espacio?

Los/as docentes que nos encargamos enteramente a esto, somos la Lic. Sonia Mazzarino y yo. A su vez, la Lic. Claudia Zampa es nuestra asesora tanto del proyecto como del Servicio. Actualmente tenemos un programa que es un analizador acústico, un software muy costoso, difícil de conseguir y que no tienen todos los espacios. Esto nos permite analizar la voz. Tenemos una placa de sonido y nuestras computadoras para realizar nuestro trabajo.

Sigo pensando en luchar contra las resistencias. Es un servicio de acompañamiento, no vienen las personas a curar nada, a no ser que tengan una patología vocal, lo que no tiene nada que ver con tener una voz trans.

Este acompañamiento implica una gran responsabilidad y compromiso del profesional de entender que si una persona trans femenina quiere tener una voz más femenina, con tonos más agudos, por una cuestión cultural; el acompañante, más allá de sus convicciones, responde a esa demanda. Junto a esto, brindamos un espacio de escucha, esto para la comunidad travesti y trans es muy importante.

La voz tiene un gran porcentaje de emocionalidad, muchas veces después de hablar y descargarte, te cambia la voz, entonces también somos un lugar de escucha. Es un lugar de intercambio de experiencias, no venimos a enseñar, sino a aprender. Es una temática compleja, que implica estar formándose todo el tiempo y esto va muchas veces de la mano con la militancia más que con la academia.

¿Algo más que quieras decir?

La idea es que se acerquen a nuestras redes sociales. Quienes estén interesados/as pueden venir al box 83, en el segundo piso del IV Bloque. Es un servicio gratuito, destinado a toda la comunidad y puede trabajarse de forma virtual o presencial.

Lic. Sonia Mazzarino junto al Lic. Simón Abrahan

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Instagram: @sivozunsl

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