A través de un proyecto de extensión, un grupo de estudiantes de la Universidad, abordará a través de charlas y talleres, ejes relacionados a energías renovables y limpias, reciclado y biodiversidad, y producción. La idea es que los/as niños/as y jóvenes se involucren en los talleres, y se conviertan en verdaderos agentes de cambio, en jóvenes activistas que planteen tareas y acciones de forma colectiva.
El proyecto Educar con sustentabilidad surge de trabajos de años anteriores de estudiantes, de haber visitado y participado de diferentes actividades que involucran a escuelas primarias y secundarias, como apoyo escolar, dar la merienda, festejos del día de las infancias y diversos encuentros barriales.
«De este intercambio empieza a salir la necesidad de charlar sobre el ambiente, lo que está sumamente en agenda y que todo el tiempo bombardeamos con noticias (…) a partir de esto surge la necesidad de pensar o darle un marco a diferentes actividades que veníamos haciendo de manera más informal, como charlas de flora y fauna, incendios forestales, cosas que iban atravesando nuestra región y marcaban la temática ambiental», explicó la Lic. Luz Eggel, integrante del proyecto.
De lo que surgió como algo espontáneo entre charlas con alumnos/as, se pensó en enmarcarlo en un proyecto formal y sumar actividades y ejes que no se venían abordando como energías renovables, reciclado y producción. Es así que desde el grupo deciden presentarse a la convocatoria de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), logrando obtener su financiamiento junto a otras 30 propuestas de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
De esta manera, el proyecto se planifica de dos (2) maneras en cuanto a las actividades. Las teóricas en donde se les da un marco fundamentado en la Ley de Educación Ambiental Integral, y las prácticas donde se realizarán actividades donde todo ese conocimiento que ya está aprendido, se pueda aplicar en algo concreto.
La idea es que los/as niños/as y jóvenes se involucren en los talleres, y se conviertan en verdaderos agentes de cambio, en jóvenes activistas que planteen tareas y acciones de forma colectiva. «Se siente una responsabilidad de poder trasmitir el espíritu del proyecto en algo que haga raíz, en esto de no solamente la acción individual sino de que haga raíz en la acción colectiva y responsabilidad colectiva que tenemos con el ambiente», expresó el Farm. Manuel Solari, director del proyecto.
Las actividades se desarrollarán en centros educativos de la localidad de Luján y de los barrios 1ero de Mayo y República de la ciudad de San Luis. Teniendo en cuenta estos espacios, sobre todo la zona rural de Luján, es que deciden incorporar el eje productivo y abordar la soberanía alimentaria, la agricultura, el compost, plantaciones, armado de tachos separadores de residuos, huertas, entre otros.
Si bien se trabajará en esas localidades específicamente, se contemplarán las solicitudes que surjan de cualquier escuela que se interese para que la temática sea abordada en su institución. «Está aprobada la Ley de Educación Ambiental, pero falta que en la cultura se implementen las materias específicas, entonces esto viene como un poco a saldar y acompañar esa carencia que estamos teniendo. Así que todos los que nos quieran invitar, vamos a armar algo según las especificaciones y necesidades puntuales de cada centro educativo», manifestó Eggel.
Desde el proyecto invitan a quienes quieran sumarse y puedan aportar y abordar la crisis climática que nos atraviesa y dar respuestas e ideas. «La extensión te cambia la vida, es un antes y un después cuando empezás a hacer extensión, empezás a articular con otros sectores que te permiten salir de la burbuja universitaria que todos tenemos, te permite romper un poco, repensarte mucho las prácticas, repensar lo que venimos estudiando, repensar para qué nos estamos formando, y saber que hay mucho conocimiento que tiene el pueblo», dijo la licenciada en Biología Molecular y becaria del Conicet.
Por su parte, Solari expresó que la extensión se piensa desde un lugar recíproco y de articulación entre la Universidad y el medio. «En esto de la extensión es muy importante la formación académica que tienen los/as estudiantes (…) a partir de la articulación con la sociedad, pueden pensar en qué profesionales se van a convertir y en eso, por lo menos en las carreras de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia, no tenemos esa cuestión de la formación profesional en cuanto a lo social o lo humano o tratar con pacientes, entonces la extensión y la vinculación con el afuera, en esa praxis, ayuda a los/as estudiantes a poder tener un poquito más de humanidad ante los problemas que existen», concluyó.
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