Remoción del arsénico en el agua y peritajes forenses desde la toxicología


Desde la década de 1970, la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) cuenta con uno de los pocos Laboratorios de Toxicología y Química Legal en todo el país, donde se estudia, analiza, concientiza y previene sobre diversas sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud, además de aportar en el área forense o criminalística. La doctora Daniela Curvale trabaja en el espacio desde el 2007 y cuenta sobre la historia, proyectos y temáticas que rodean al Laboratorio.

Si bien el lugar físico existe y funciona en el edificio localizado en la intersección de las calles Chacabuco y Pedernera desde la década de los 70´, fue recién durante los 80´ que se consolidó como un sitio destinado a la toxicología, fundamentalmente a partir de la llegada de la Dra. Adriana González de Cid, quien luego fue directora del espacio hasta su jubilación en 2015. Actualmente, el Laboratorio cuenta con tres (3) docentes y un nodocente, «somos pocos, pero servimos como punto de conexión de muchas disciplinas», indica Curvale, quien además es Magister Internacional en Toxicología.

«Uno de nuestros lemas es la toxicología al servicio de la comunidad», continúa la Dra. Curvale. El Laboratorio ha abierto en la última década un espacio destinado a la atención de consultas particulares o generales (incluso profesionales trabajando por fuera de la Universidad), otorgando asesoramiento y acompañamiento a los casos que lo requieren. «El asesoramiento es más a través de consultas telefónicas, redes sociales, o incluso programas radiales», lo cual tiene que ver con la falta de equipamiento para realizar prácticas de alta complejidad. Pese a ello, también se realizan peritajes forenses o ambientales en colaboración con el sistema judicial, u otros trabajos de documentología de carácter similar.

El único proyecto de investigación o extensión al cual está vinculado actualmente el Laboratorio trata sobre la remoción de arsénico en el agua a consumir dentro de la Provincia. El involucramiento del espacio surge en 2005, cuando el Ministerio de Salud de la Nación ordenó un relevamiento para determinar la cantidad de arsénico que contaminaba el agua del país, un informe del cual el Laboratorio formó parte. En 2006 salieron los resultados, arrojando que Argentina era el segundo país del mundo con mayor factor de riesgo por la contaminación de arsénico.

A partir de allí, en conjunto con el Laboratorio de Tratamiento de Minerales, entre otros, se dispuso no simplemente a «quedarse con el resultado para un paper, sino a buscar una solución», motivo por el cual se busca desarrollar un filtro con capacidad para absorber efectivamente el arsénico del agua. Además, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer​ (IARC) cataloga a esta sustancia bajo el rótulo de 1A, es decir que puede generar cáncer por sí mismo, si se consume en ciertas cantidades.

«Nuestro organismo tiene incorporado mecanismos de eliminación, pero es fundamental dejar de consumir de manera progresiva y continua el arsénico para restaurar correctamente la salud», explica Curvale. Al ser bajas cantidades de consumo, la gente afectada no sufre daños severos, aunque puede repercutir en el funcionamiento gastrointestinal. «En toxicología siempre depende de la dosis para determinar la gravedad», añade la doctora.

Otro trabajo de investigación de alta importancia que surgió del Laboratorio tuvo relación con las bebidas energizantes, y la función de droga o fármaco que puede cumplir al mezclarse con alcohol. Los componentes de la bebida energizante anulan los efectos que produce el consumo alcohólico, engañando al organismo y provocando una ingesta excesiva, que puede derivar en un coma.

Nuevamente, el trabajo realizado por el Laboratorio tuvo como objetivo fundamental la prevención y la advertencia a la sociedad sobre peligros cotidianos que involucran sustancias tóxicas. A partir de esta investigación se crearon normas incluso nacionales a través de la Red Argentina de Toxicología (REDARTOX), aunque las empresas vendedoras suelen encontrar modos de torcer la ley para mantener vivo el negocio. «La desinformación de la ciencia es algo con lo que luchamos siempre, y para ello es fundamental aprender a comunicar el conocimiento, algo que no enseñan en nuestra formación», reflexiona Curvale.

Finalmente, es importante resaltar que desde la parte del Laboratorio que se dedica a lo forense, suelen realizarse estudios y enseñanzas sobre el reconocimiento de sangre, los métodos de recolección de sangre o esperma, la simulación de escenas de crimen e incluso la recreación de casos enteros.

Dra. Daniela Curvale

Crédito

Nota producto de actividades de prácticas pre profesionales de alumno de la carrera Licenciatura en Periodismo en Prensa Institucional de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
Alumno: Tomás Álvarez.
Supervisora: periodista Fabiola Aranda.

Dato

Conocé el Laboratorio desde nuestras redes sociales. Allí se publicará el álbum completo de fotografías.
Instagram: UNSLactiva
Facebook: NoticiasUNSL

X