A 40 años de la movilización estudiantil que dejó profundas huellas


En septiembre de 1983, estudiantes de la entonces Facultad de Ingeniería y Administración de la UNSL, protagonizaron una histórica protesta contra el arancelamiento universitario, los cupos para ingresos y otras medidas restrictivas impuestas durante la dictadura, que afectaban los estudios superiores.

Como la respuesta de las autoridades interventoras de la Universidad fue el cierre del año académico, la lucha se endureció y se amplió con el apoyo de la comunidad. La movilización no solo logró la reapertura de las clases, sino que consiguió sus objetivos esenciales, trascendió los límites de la Provincia y se convirtió en un emblema de compromiso y defensa por la nueva universidad libre, gratuita e inclusiva que se abría paso en un país que iba camino a recuperar la democracia.

Las crónicas de la época titularon los hechos como un «segundo nacimiento» de los estudios universitarios en Villa Mercedes (con relación a la génesis de la UNSL en 1973 fruto, en gran parte, de una gran movilización popular mercedina) al dimensionar la importancia que tuvo la lucha y sus logros para los/as estudiantes en particular, pero también para la comunidad en general.

Todo empezó cuando el miércoles 7 de septiembre de 1983 los/as estudiantes, representados/as por quienes se perfilaban para integrar el Centro de Estudiantes Universitarios Mercedes (CEUM), entregaron un petitorio al decano interventor de la Facultad, David Rodrigo, para solicitarle, entre otros puntos, la derogación de los aranceles, la eliminación de los cupos y un espacio para las actividades del CEUM.

Ante la falta de respuestas, los/as jóvenes tomaron la decisión de empezar con medidas de fuerza. Entre ellas, permanecer reunidos en las puertas de la Facultad, por entonces con sede en la Avenida 25 de mayo; una decisión que mantuvieron con firmeza pese a los 4° grados bajo cero que soportaron durante la noche y la madrugada del jueves 8 de septiembre.

Ese día, además, conocieron otra medida que exasperó aún más los ánimos. Desde el Rectorado de la Institución, entonces a cargo de Jenis Cardoso Biritos, con la anuencia del vicerrector, Rodolfo Gerardo Acevedo, el secretario General, Ing. Sánchez, el decano Rodrigo y los demás Decanos de otras Facultades, redactaron y aprobaron la resolución N° 522, por la cual resolvieron la «clausura del año académico» de la Facultad de Ingeniería y Administración. En sus fundamentos, las autoridades señalaron que tal decisión se tomó por el petitorio presentado y por la intransigencia de los/as estudiantes.

La medida rectoral, que implicaba la clausura de los estudios universitarios en Villa Mercedes, provocó aún más adhesiones a la movilización de los/as estudiantes que, de manera masiva, se plegaron a la protesta. Generó, además, el apoyo de prácticamente todos los sectores de la comunidad a la lucha: instituciones, comercio, industria y partidos políticos se adhirieron activamente en respaldo a las consignas de los/as jóvenes, que de esa manera continuaron con firmeza en la protesta.

En la madrugada del viernes 9 de septiembre, luego de una reunión entre las partes, es decir estudiantes y autoridades de la Universidad, se llegó a un principio de acuerdo que destrabó el conflicto. El Rectorado decidió emitir otra resolución, la 523, por la cual derogó la anterior, la 522, y accedió a los puntos principales del petitorio. Ante tal logro, el CEUM levantó las medidas de protesta y desde el lunes 12 se retomaron las actividades académicas en la Facultad.

Héctor Flores: «Fue un segundo nacimiento de la Facultad»

El Vicerrector de la UNSL, que por ese entonces estaba en 2° de la carrera Licenciatura en Administración, y participó de la organización de esta gesta, sostuvo: «Rescato ese hecho como un segundo nacimiento de la Facultad, fundamentalmente porque la comunidad volvió a demostrar su tremenda vocación en defensa de la educación universitaria».

«Es cierto que los estudiantes fuimos los protagonistas de los reclamos, porque iniciamos las protestas por cuestiones justas, como el fin del arancelamiento, pedir un espacio para el CEUM, turno especial de examen (…) pero la reacción masiva de la comunidad, al ver que se cerraba el ciclo académico y corría peligro la continuación misma de los estudios universitarios en la Ciudad, fue algo que merece destacarse. Por eso digo que fue un segundo nacimiento de la Facultad», añadió.

Flores señaló que, en ese momento, el movimiento estudiantil «pudo hacer entender a las autoridades de la UNSL que la medida que se había tomado era desmedida con los reclamos. Por eso, se dio marcha atrás y volvió el ciclo académico», al tiempo que recordó a «muchos estudiantes que planteábamos reivindicaciones justas, pero con absoluto respeto, de manera pacífica».

Esos reclamos se hicieron en una época compleja. «No había mucha práctica en esto, ya que veníamos de momento difíciles, estábamos recién volviendo a la democracia. Pero aún así, hubo un comportamiento de los estudiantes que creo que fue ejemplar».

«Todo está guardado en la memoria», expresó Flores en alusión a la canción de León Gieco, para rescatar la gesta de 1983 y a quienes fueron sus protagonistas, tanto los/as estudiantes como los ciudadanos de Villa Mercedes «que lucharon por derechos y por la defensa de la educación universitaria».

«Tuvo una enorme trascendencia porque sorprendió tanto en la Provincia como en otras universidades del país el hecho que, de pronto, aparecieran estudiantes manifestándose después de años sin poder hacerlo. Por eso la importancia de mantener esos hechos en la memoria, que nos permite tener presente y que podamos tener futuro», agregó.

Roxanna Camiletti: «La mística de lo que es ser un estudiante universitario»

La actual Decana de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales (FCEJS), por ese entonces era una de las estudiantes que había ingresado a la Facultad pero que inmediatamente se sumó a los reclamos y protestas por cuestiones que consideraba justas.

«Recuerdo que el reclamo básico era por el arancelamiento de ese momento y todos los estudiantes nos pusimos de acuerdo en mostrarnos en contra de esa restricción. Pero quien era la autoridad de la Facultad, ante el pedido de terminar con los aranceles, decidió poner fin al segundo cuatrimestre», relató.

«Mi vivencia era estar todos los estudiantes unidos en 25 de mayo frente a lo que era la Facultad, acompañados por muchos vecinos, luchando por el fin de los aranceles y por una universidad pública y gratuita en Villa Mercedes», añadió.

La Decana reflexionó sobre este último concepto, ya que ella fue una de las estudiantes que estudio en la ciudad «porque nuestros padres no tenían la posibilidad de enviarnos a otras provincias para estudios universitarios. Por eso, creo que, poner fin a los aranceles y que no cierren el cuatrimestre era un reclamo más que justo y sentido. No podíamos permitir que nos cortaran esa posibilidad de poder continuar con los estudios».

Remarcó que, como una de las más jóvenes estudiantes en esos momentos, le quedó grabado a fuego en sus recuerdos una etapa fundamental de la vida universitaria: «la mística de lo que es ser un estudiante universitario», ya que, por entonces, «en los colegios secundarios no existía posibilidad de participación, y en la universidad el reclamo estudiantil, el compromiso, era un mundo nuevo. Más aún cuando todos compartíamos que estábamos luchando por una causa justa».

Esteban Arias: «Si tuviera que decirlo en una frase, diría que fue impresionante»

El ex Vicedecano de la FCEJS y actual Director del Departamento de Ciencias Sociales, era estudiante de 1° año de la Licenciatura en Administración en septiembre de 1983. «Como recién ingresado a la Universidad tuve una participación no tan directa, pero sí de apoyo a los reclamos y las protestas por el fin del arancelamiento, los cupos y otras medidas que considerábamos injustas», comentó.

«El pago de los aranceles fue una de las medidas que tomó la dictadura militar para reducir el ingreso de los estudiantes. Es decir, se instalaron determinada cantidad de trabas, que fue una política que se ejerció sobre todo el sistema universitario nacional, que se tradujo en cupos de ingresos restringidos, arancelamiento, que era una cuota mensual con una chequera que era el pago por mes para el estudio universitario», explicó.

Recordó Arias que antes de las protestas activas, los/as estudiantes hicieron una campaña de información a través de asambleas en las cuales se fue haciendo carne una proclama: «No pago al arancel». Por la tarde del miércoles 7 de septiembre cuando ya se conoció la negativa al petitorio, «todos presentamos nuestras chequeras con las cuales se hizo una quema, que fue un acto simbólico».

Lo que vino después fue la decisión de las autoridades universitarias, a través de la resolución 522, de cerrar el ciclo académico. «La mayoría de los comercios y de las empresas salieron en apoyo a la apertura, es decir, al levantamiento del ciclo lectivo. Apoyaron al reclamo de los estudiantes, por ejemplo, el frigorífico La Morocha con donaciones de carne, lo que permitió hacer una acampada en las puertas de la Facultad; Bagley donó galletitas; Zanuni azúcar, yerba, y así muchos comerciantes más que fueron apareciendo para respaldar la protesta el tiempo suficiente hasta que se levantara la medida».

Arias aludió al contexto nacional de una protesta estudiantil que hizo historia: «En ese momento, el presidente de la Nación era Reynaldo Bignone, estábamos en plena dictadura militar. Los servicios de inteligencia funcionaban a full. Nos sacaban fotos (…) De todas formas, se hizo el acampe y se tomó la Facultad (…) Y eso duró varios días. Se empiezan a integrar a este movimiento dirigentes de las otras unidades académicas de la UNSL. También llegan dirigentes de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Universidad Nacional de Córdoba. Es decir, fue una movida muy fuerte para la ciudad de Villa Mercedes y de una enorme trascendencia a nivel nacional».

También hizo referencia al respaldo de prácticamente todo el arco político local que, por entonces se preparaba para las elecciones de octubre de 1983, camino a la recuperación de la democracia. Y, principalmente, a la masiva participación ciudadana. «muy pocas veces vista», por lo cual no dudó en compararla con la gesta que generó el nacimiento de la misma UNSL: «el de 1983 fue tan fuerte como el movimiento de 1973».

La resolución del conflicto fue un logro de la lucha estudiantil con el apoyo de la comunidad. Pero también un disparador para la participación política estudiantil. «De ese movimiento surgieron las agrupaciones políticas como Línea de Acción Universitaria, el Movimiento Universitario Democrático y el Movimiento Estudiantil Independiente», señaló.

«Con la reapertura del ciclo lectivo, el fin del arancelamiento y los cupos se podría decir que fue un segundo nacimiento de la Facultad. Si tuviera que resumirlo en una frase, fue impresionante», concluyó.

Daniel Morán: Una «quema» al autoritarismo esperando la democracia

Algunos estudiantes que participaron de las protestas de septiembre de 1983 no solo egresaron en la Facultad, sino que luego cumplieron funciones de relevancia en el ámbito de la UNSL. Uno de ellos es Daniel Morán, ex decano de la FICA y actualmente docente universitario.

«Recuerdo que estábamos esperando la democracia, en diciembre asumía Raúl Alfonsín. Habíamos empezado a reunirnos pensando en crear un Centro de Estudiantes. Estábamos en contra de los aranceles para estudiar, más por la simbología que por el arancel en sí mismo. Decidimos hacer un petitorio con dos (2) puntos fundamentales: eliminación del arancel y un lugar para el futuro CEUM», recordó.

Fue entonces cuando sobrevino la respuesta del decano interventor de la Facultad de Ingeniería y Administración, David Rodrigo: «Nos dice que no a todo el petitorio», señaló Morán. Por eso, los/as estudiantes decidieron iniciar un paro. «Pero la reacción de las autoridades interventoras de la UNSL y del Decano de la Facultad de Villa Mercedes fue dar por finalizado el ciclo académico. Una medida excesiva y totalmente desproporcionada», contó.

«Ante esto decidimos una toma pacifica de la Facultad. No impedíamos el ingreso de nadie pero nos ubicamos en la entrada. Usamos la cocina y los baños. Nos quedamos toda la noche deliberando, muy decididos. Y tuvimos el apoyo de toda la Ciudad, de todas las fuerzas políticas que se estaban despertando», añadió.

En ese momento el país aún estaba bajo la dictadura. Por eso, Morán recuerda la presencia permanente, la vigilancia y el control policial, junto con el personal de las fuerzas armadas. «Cortaron la avenida 25 de mayo en las dos (2) esquinas. Nosotros quedamos ‘encerrados’ en el medio. Pero aún así no nos hicieron desistir y continuamos con nuestros reclamos».

«Tal fue nuestra determinación que decidimos hacer la quema de los aranceles. Entonces se organizó una fogata e íbamos pasando al frente con el aplauso de cientos de estudiantes presenciando el momento. Y quemábamos los aranceles a la vista de todos», remarcó.

«Tengo muchos recuerdos de esos días, donde empezamos a disfrutar del sistema más lindo del mundo, el sistema democrático», concluyó.

Sergio Osorio: «No hubo un líder único, sino que fuimos los estudiantes de manera masiva, pero organizados»

El ingeniero graduado de la FICES, en los días de las históricas movilizaciones era estudiante y tuvo la responsabilidad «y la suerte» -aclara- de conducir el CEUM, luego de las primeras elecciones. El acuerdo representó el triunfo de la lucha. Para quienes vivieron desde el interior esos días de movilización y reclamos, los logros fueron históricos y sus protagonistas fueron los/as estudiantes en conjunto.

«Rememorar aquel acontecimiento es complejo, aún para darle un marco sintético. Porque fue algo que, de alguna manera, trascendió los límites no solo de nuestra Facultad, de nuestra Universidad, sino que fue un hecho, un hito, que se comentó, que se analizó en todo el movimiento universitario de aquellos tiempos», rescató.

Explicó Osorio que la decisión de protestar contra el arancelamiento «no fue un hecho casual, un acción que vino del cielo por gracia divina. En aquel momento, a pesar de lo pequeño que era considerada en todo ámbito universitario nacional nuestra Facultad, tuvo la suerte, si es que cabe ese término, de contar con unos dirigentes estudiantiles brillantes».

Tanto Osorio como otros testimonios coinciden al momento de recordar a esa dirigencia estudiantil que se destacó por su capacidad, su concepción ideológica y su compromiso. «Entonces, ese hecho de protestar contra el arancelamiento fue algo que se concibió y maduró rápidamente. Los dirigentes estudiantiles que conformábamos el Centro de Estudiantes Universitarios Mercedinos fuimos el marco, pero el caldo de la concepción ideológica de la universidad reformista y de luchar contra el arancelamiento se venía gestando y hablando en cada uno de nosotros y en cada una de las reuniones informales que había en aquel tiempo».

Para el ex Presidente del CEUM, las jornadas que lograron el fin del arancelamiento y de otras restricciones que venían de la dictadura marcaron un hito en la historia de la Facultad. «Para mí, personalmente, fue también un desafío, porque después de aquella protesta y de las elecciones de los estudiantes, me tocó conducir el CEUM con la Franja Morada, que gana las votaciones. Fue una responsabilidad que obligaba a nuestra conducción a estar a la altura, a no renunciar a las consignas de aquellas marchas, a la universidad que se gestó con los compañeros que participamos en esa protesta».

A 40 años, lo que más rescata Osorio es la capacidad de decenas de dirigentes universitarios «que estuvieron a la altura y pudieron encausar, sin ningún nombre propio, aquellas marchas… No hubo necesidad de que ningún dirigente político tuviese que tomar nuestras banderas, ni organizarnos. Eso es lo que fundamentalmente rescato a través del tiempo».

«Es a partir de ese núcleo de estudiantes de donde yo creo que nuestra Facultad se hace mucho más importante dentro de la UNSL. Es decir, no solo porque estamos en Villa Mercedes y representamos a una Ciudad, sino porque el peso específico propio de nuestra Facultad empezó a tomar decisiones de importancia y empezó a ser consultada en todo momento en la misma UNSL», añadió.

Nota: José Luis Baigorria – Radio Universidad Villa Mercedes

X