La Universidad Nacional de San Luis (UNSL) cuenta con un Laboratorio que investiga e indaga acerca de la contaminación de cadmio, un metal pesado que se encuentra en aguas y suelos de San Luis. «Hay mucha contaminación de cadmio en la Provincia y la población no lo sabe», argumentan los/as especialistas.
La doctora en Bioquímica y licenciada en Biología Molecular, Silvina Álvarez, es la directora del Laboratorio Nutrición, Medioambiente y Metabolismo Celular. Este equipo de investigación data de los años 90, cuya mentora fue la Dra. María Sofía Giménez, una distinguida científica a niveles internacionales.
Originalmente las investigaciones del equipo versaban en las enfermedades metabólicas, vinculadas a hipo e hipertiroidismo, pero poco a poco comenzaron a indagar en el medioambiente y en el análisis de toxicidades. Así fue como se llegó a profundizar en la contaminación con cadmio, un metal pesado que se encuentra en desechos industriales, cigarrillos, pinturas, tóner, impresoras, entre otros.
Particularmente en San Luis, los estudios demostraron un alto contenido de este elemento químico en el dique La Florida, lo que alerta a los especialistas porque esa agua es distribuida para riego y consecuentemente su consumo llega a la población. «A partir de allí empezamos a estudiar la contaminación de cadmio a nivel animal y salieron en montón de tesis doctorales», expresó la experta.
Se comenzó a investigar en el efecto de cadmio en próstata vinculado con la reproducción; el efecto en el sistema respiratorio (pulmón) y a nivel de cerebelo en el sistema nervioso central. «Luego de rendir mi tesis doctoral viajé a Estados Unidos a realizar dos (2) posgrados, uno de ellos fue en Neurociencias. En paralelo, la Dra. Emilse Sánchez, integrante del equipo, se perfeccionó en la misma temática, y eso impulsó la creación de una nueva línea de investigación», expresó Silvina Álvarez.
Ambas científicas escribieron un capitulo titulado Nutrición y Sistema Nervioso Central, en un libro internacional sobre Psiquiatría y Neurociencia y de allí derivó un proyecto de extensión vinculado a cómo nutrir a bebes recién nacidos ya que la nutrición, en esas etapas tempranas, afecta mucho al desarrollo del sistema nervioso central.
El papel de la soja como protectora del sistema nervioso central
Científicas y científicos comprobaron que la intoxicación con cadmio produce estrés oxidativo en las células, que es tóxico. Por otro lado, se sabía que la soja, entre sus características, se determina que es antioxidante. Con estos datos, los/as expertos/as indagaron qué ocurriría si a los animales intoxicados con cadmio les suministraban en su dieta diaria soja.
Lo que descubrieron fue que la soja actúa como protectora del sistema nervioso central. «Queríamos saber qué efectos tiene una dieta rica en soja versus una dieta más animal a nivel de sistema nervioso central y aparato respiratorio, cuando se está intoxicado, y comprobamos que efectivamente la soja es protectora», dijo Álvarez. El mayor efecto ocurre en el sistema nervioso central porque el cadmio logra atravesar la barrera de masa encefálica y empieza a dañar las células. «Vimos que la soja impide esto. Impide directamente que el cadmio ingrese», expresó.
También añadió que para otros órganos del cuerpo el consumo de soja frente a un caso de intoxicación con cadmio es positivo, «si bien no desaparece el efecto de intoxicación, lo hace más llevadero (…) estamos viendo cómo poder llevar esta información a la población, explicando los buenos beneficios de la soja. San Luis tiene mucha intoxicación que no estamos enterados», enfatizó.
La soja: una de cal y una de arena
Los estudios realizados con soja también determinaron que en las mujeres (niñas y adolescentes principalmente) una dieta con soja produce una evolución más rápida de la glándula mamaria.
«Estábamos investigando la soja y descubrimos sin querer que produce una evolución más rápida de la glándula mamaria y vemos que no es tan bueno darle soja a las niñas jóvenes porque lo que vimos es una maduración temprana de esa glándula debido a la hormona vegetal», dijo la científica. «Nuestro objetivo es seguir estudiando con la soja para ver qué efectos beneficiosos o no tiene, más allá de relacionarla con la contaminación con cadmio», concluyó.
Dato
El equipo del Laboratorio también trabaja en un proyecto institucional que lleva adelante el Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis (IMIBIO-SL) de doble dependencia UNSL/Conicet. Es un proyecto donde todo el Instituto trabaja para lo mismo, y se vincula a la conexión de la obesidad con enfermedades crónicas. «Nosotros estamos en la parte de la conexión de la obesidad con efectos sobre el aparato cardiovascular», contó la científica.
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Allí se publicará el álbum completo de fotografías:
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