La Universidad de Buenos Aires (UBA), una de las más prestigiosas universidades del país y que ocupa importantes puestos en los ranking a nivel mundial, distinguió una investigación de psicólogas de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). El trabajo se titula: Cuidados tempranos compartidos con los jardines maternales que presentamos. La investigación señala la importancia de las instituciones maternales en los procesos de constitución psíquica.
El cuidado de la salud mental y biológica de los bebés no sólo se controla y cuida desde casa. Existen otras personas que intervienen en los primeros cuidados que reciben los recién nacidos tanto de cuidadores particulares, como también de instituciones como son: los jardines maternales. El mayor interrogante y que preocupa a los científicos es que si los bebés reciben la atención adecuada para que su desarrollo psíquico no se vea alterado cuando son muchos los niños que debe cuidar una sola persona. También entra en jugo la salud mental, emocional y física de los cuidadores.
¿Cuántos bebés puede cuidar un profesional cuando los niños entran a las instituciones a los 45 días de recién nacidos?, ¿Alcanza el tiempo para alimentarlos, cambiarlos, jugar con ellos cuando la cantidad de niños a cargo no está regulada y existe sobreexigencia de bebés y cuidadores?, ¿Existen políticas públicas que lo controlan o respaldan?, ¿Qué formación respecto al cuidado emocional del bebé reciben estos docentes?, ¿Cómo organizan los tiempos y espacios para propiciar la configuración de ambientes facilitadores del desarrollo?. Estos son grandes interrogantes que buscan su explicación científica y son poco tenidos en cuenta.
Las doctoras Alejandra Taborda y Celeste Daher, autoras de la investigación, explicaron que existen varios jardines maternales que abren sus puertas a los niños a los 45 días de nacidos y a veces hasta ocho (8) horas por día, y sin embargo no tienen demasiadas regulaciones. A pesar de la importancia radical que tienen estas instituciones en términos de constitución psíquica y salud mental, están pobremente reguladas y estudiadas. Por ejemplo: ¿cuántos bebés puede cuidar un docente?. Un docente sobreexigido es un profesional no reconocido como persona, pero tampoco reconocido en su rol de cuidador, y tanto bebé como docente sufren una sobreexigencia: «son sufrimientos que en el caso de los bebés estructuran el psiquismo».
En pos de pensar los cuidados tempranos compartidos, las autoras acuñan el concepto de madre-grupo, definido como el complejo entramado relacional identificatorio que provee el grupo que sostiene y duplica los cuidados que requieren los niños. Por lo tanto, si bien en la diada mamá-bebé vemos dos (2), hay muchos más que dos (2) haciéndolo posible.
En el psiquismo del bebé estarán presentes tanto el cuidado concreto que cada uno le provee como la trama relacional y el intercambio emocional que se configura entre los participantes. El lugar que se le da al niño en dicho entramado, está determinado por los procesos de identificación que a su vez se emplazan en consonancia con los sentimientos que circulan en esta matriz relacional contextual e históricamente situada.
Así, sobre los trasfondos del reconocimiento del otro, cada integrante de la matriz identifica al otro y lo habilita en su función. Al mismo tiempo, se identifican con la forma en que el niño los percibe, proceso que permite empatizar para lograr dar respuestas más adaptadas a las necesidades y deseos de todos y cada uno de los participantes de la red.
«Nosotros buscamos una reformulación de los cuidados tempranos. El psicoanálisis ha dado una relevancia enorme a los cuidados tempranos que los niños reciben dentro del grupo familiar, pero la realidad desde hace un buen tiempo, es que a los niños los cuidan también otras personas», explicó Taborda, quien subrayó que existe bibliografia acotada referida a este campo del conocimiento, y en relación a los «cuidadores a domicilio» o «niñeros» no existe bibliografia vinculada a la ciencia de este tema en el mundo entero.
Para el desarrollo del trabajo, las científicas utilizaron como metodología «técnicas de filmación» en los jardines maternales, específicamente en los momentos de cambiado, alimentación y juego. Los resultados arrojados demostraron que los contactos no son los suficientemente fluidos para garantizar una estructuración del psiquismo en un ambiente facilitador.
En consecuencia, las expectativas de los funcionamientos relacionales se configuran en los complejos interjuegos de múltiples combinaciones de los procesos identificatorios y representaciones inconscientes que se co-construyen entre todos los participantes implicados en el cotidiano cuidado del bebé.
«Creemos que este trabajo tiene relevancia a la hora de pensar en Políticas Públicas. En nuestra Provincia tenemos la suerte que la licencia por maternidad se extiende más allá de los 45 días y abarca con el binomio mamá-bebe hasta los cinco (5) meses, pero otras trabajadoras tienen que reincorporarse a los 45 días y compartir los cuidados con otras personas o con los jardines maternales donde también es una exigencia a la mamá que se convierte en otro medio poco facilitador del desarrollo. En síntesis queda: bebé sobreexigido, mamá sobrexigida y cuidadores poco reconocidos», detalló Taborda.
La científica explicó que en la búsqueda de resultados, observaron que en los jardines maternales hay un número de bebés a cargo por docente mayor de lo que el profesional puede abarcar. «Algunas profesionales cuidan hasta siete (7) bebés simultáneamente. Hay una sola manera de cuidar ese número de niños y eso es no propiciando el cuidado tan inmediato que un bebé necesita (…) Si hay algo que no pueden hacer los bebés es esperar porque todavía no tienen la madurez suficiente para hacerlo», dijo.
La neuropsicología ha demostrado que el inconsciente implícito se estructura a partir de los ritmos con los que los otros nos cuidan: el tono de voz, la mirada, cómo nos hablan, y esto tiene una inscripción, no solo psicológica, sino también en los ritmos biológicos mismos. «Toda nuestra vida psicosomática tiene como este zócalo de inconsciente implícito que es el que se inscribe y cuesta más modificar con otras experiencias, porque se inscribe en las capas más profundas de nuestro ser y desde ahí nos regulan», esbozó.
El trabajo de investigación Cuidados tempranos compartidos con los jardines maternales que presentamos, recientemente distinguido con el premio mención especial por la Facultad de Psicología de la UBA, fue desarrollado dentro del Proyecto de Investigación: Configuraciones subjetivas y abordajes psicoanalíticos epocalmente situados, subsidiado por Ciencia y Técnica de la UNSL.
Otras distinciones
Este es el cuarto premio que han recibido integrantes del mencionando Proyecto de Investigación. Al primero lo recibieron en el año 2008 la Dra. Alejandra Taborda junto a la Mg. Elena Toranzo, el Lic. Daniel Díaz, la Lic. Marcela Del Río, el Lic. Fernando Berti y María de los Ángeles Abraham. El segundo por las magísteres Glagys Leoz y Belén Piola y el tercero por la Dra. Alejandra Taborda y la Lic. Agustina Labin.
Los aportes vertidos fueron publicados en la revista de la UBA en papel y formato digital de libre acceso que refieren específicamente a la problemática de constitución subjetiva contextual e históricamente situada, abordajes diagnóstico y psicoterapéuticos desde enfoques psicoanalíticos relacionales.
Foto 1: gentileza Dra. Alejandra Taborda
Fotos 2 y 3: archivo jardín maternal de la UNSL