El Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Base de Datos (LaBDa) se inauguró oficialmente en 2019. Es uno de los más nuevos en comenzar a funcionar para la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), aunque su historia se origina mucho antes. Este espacio trabaja especialmente con bases de datos avanzadas y busca trascender la teoría para convertirse en un marco para la aplicación de lo que se investiga, estableciendo lazos con la comunidad.
El interés de Norma Herrera, quien dirige el Laboratorio, en los datos no estructurados y nuevos modelos para contener estos datos surgió en las Jornadas Iberoamericanas de Informática, organizadas en Bolivia a principios de siglo. «A partir de allí vi que en otros puntos de Latinoamérica ya se estudiaba esta temática, y se formó una red internacional que devino en el proyecto Tecnología Avanzada en Base de Datos en 2003», recuerda la magister en Ciencias de la Computación. Actualmente este proyecto está dirigido por las doctoras Nora Reyes y Olinda Gagliardi, y ambas fueron colaboradoras directas en la formulación del anteproyecto que dio origen al Laboratorio.
El LaBDa aparece en 2019 como una extensión del proyecto inicial con el objetivo claro de propiciar un espacio para la aplicación y puesta en práctica de las investigaciones para no «quedarse solamente en la redacción de un artículo como resultado final». Puntualmente, el Laboratorio trabaja con datos no estructurados, como pueden ser lo multimedial, datos de ubicación geográfica, entre otros, que trascienden lo tradicional o estructural que históricamente responden a un modelo denominado relacional.
Además, el objetivo del Laboratorio es poder extraer conocimiento desde sus bases de datos, y no quedarse simplemente en la recuperación de información. «Por información entendemos aquello que está presente explícitamente, recuperar conocimiento implica un proceso de interpretación y deducción de los datos«, explica Herrera.
¿Guarda relación con el Big Data o la Ciencia de Datos? Por el momento, en parte debido al poco tiempo de vida del LaBDa, no se trabajan con estos conceptos, que particularmente refieren al manejo de una gran cantidad de datos. Sin embargo, «es inevitable caer en eso» debido a que las exigencias del avance tecnológico llevan a la masificación de los datos a disposición. Por otra parte, el LaBDa también sirve como «espacio propicio de interacción» entre diferentes sectores de la Universidad. Actualmente, el Laboratorio está colaborando con el proyecto de la Teoría Analítica de Grafos junto al doctor Daniel Jaume del área de Matemáticas.
A diferencia de otros laboratorios que se vieron frenados durante la pandemia por la imposibilidad de acceder al espacio físico, el LaBDa contó con la ventaja de poder continuar su faceta experimental desde el hogar. «Lográbamos una conexión remota con los servidores del Laboratorio (…) Pudimos seguir adelante», cuenta Herrera, aunque señala que «sí se perdió la tormenta de ideas que surgía al estar en contacto con colegas».
Al estar fuertemente ligado a los avances de la tecnología, el mundo de las bases de datos es impredecible y las investigaciones del futuro también dependerán de las necesidades sociales. “Es fundamental conectarse con la gente y no quedarnos entre las paredes de la Universidad” destaca Herrera, en referencia a la importancia de poder brindar servicios a la comunidad desde los proyectos que surgen en el LaBDa.
Crédito
Nota producto de actividades de prácticas pre profesionales de alumno de la carrera Licenciatura en Periodismo en Prensa Institucional de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
Alumno: Tomás Álvarez.
Supervisora: periodista Fabiola Aranda.
Fotos: Ramiro Ribas (Prensa UNSL).
Dato
Conocé el Laboratorio desde nuestras redes sociales. Allí se publicará el álbum completo de fotografías.
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