Un Laboratorio que trabaja desde el universo atómico


Un Laboratorio que trabaja desde el universo atómico

Para determinar si un elemento químico es tóxico para un ecosistema se requiere de técnicas específicas como la espectroscopía atómica. Para establecer, por ejemplo, cómo impactan los efluentes industriales o cómo actúa un sistema biológico frente a altas concentraciones de arsénico, mercurio o cadmio, se necesitan datos que solo se encuentran aplicando técnicas específicas de espectroscopía atómica y especiación elemental.

A simple vista sería imposible poder detectar la presencia de metales pesados en diferentes situaciones que podrían poner en peligro a diversos ecosistemas, o, por el contrario, favorecerlo. Es por ello que los estudios científicos se sustentan de técnicas específicas que se obtienen en trabajos que se realizan en el Laboratorio de Análisis de Trazas y Especiación Elemental con Espectroscopias Atómicas de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF).

Este espacio tuvo origen en los años 90 con la adquisición de equipamiento específico para la ejecución de estas técnicas que dieron lugar a la formación de recursos humanos altamente calificados en la región y el país, convirtiéndose en uno de los pocos Laboratorios universitarios en poseer herramientas de vanguardia para investigar en esta área.

El grupo científico inició con el trabajo del profesor Roberto Olsina. Le siguió el profesor Dante Martínez, y actualmente lo dirigen los doctores Pablo Pacheco y Raúl Gil. «Fue un grupo pionero en el país. Han pasado por aquí investigadores y docentes de diversas universidades que actualmente trabajan en diferentes lugares del país y el exterior», remarcaron.

Se trata de un Laboratorio que ronda en torno al potencial de las técnicas que permiten investigar el rol de los metales pesados en diferentes sistemas tanto biológicos, ambientales y naturales. «Básicamente son herramientas que nos permiten incorporar información sobre qué hacen los elementos en sistemas donde no los podemos ver de otra manera sino es a través de técnicas específicas con equipamiento científico», remarcó Gil.

Existen ciertos metales pesados que son tóxicos a muy bajas concentraciones, entonces para evaluar el riesgo e impacto de un determinado metal en un sistema se necesitan equipos sofisticados y sensibles. «Como es el caso del arsénico en el agua, o el mercurio y cadmio en los suelos», contaron. Otro punto importante, que significa un desafío científico, es que los metales no se descomponen. «El metal no se puede remediar, se tiene que separar del ambiente y recuperarlo en otro sistema, entonces esta complejidad de los metales requiere de instrumental especifico como es el que tenemos en este Laboratorio», explicó el Dr. Pablo Pacheco.

Existen en este Laboratorio dos (2) líneas de investigación amplias, una es la determinación de metales o elementos totales, y otra es la especiación elemental, que es la más novedosa, porque actualmente con problemáticas referidas al arsénico no solo basta con saber cuánta cantidad del químico hay en una muestra sino también es importante saber qué especies de arsénico están presentes en la muestra, porque una especie no tiene la misma toxicidad que otra.

Los especialistas contaron que una de las líneas de trabajo se vincula con la contaminación de ambientes naturales, sobre todo acuáticos, que se deriva por la presencia de cenizas volcánicas. «Cuando caen las cenizas volcánicas se revoluciona químicamente el espacio y empiezan a ver interacciones, principalmente con metales. Los metales que vienen con las cenizas empiezan a interactuar con el agua, con el suelo, con los microorganismos y la evaluación del impacto, ya sea positiva o negativa, requiere de una información que rápidamente no la podemos obtener sino es con la ayuda de métodos analíticos que están basados en las técnicas científicas precisas (…) Esto nos ayuda a entender qué sucede».

Esto mismo se puede dar en casos naturales, como la erupción de un volcán, o por actividades propias del accionar humano, como la contaminación atmosférica en ciudades, derrame de efluentes industriales, incendios, entre otros. «Hay una serie de situaciones que ameritan este tipo de investigaciones para entender el impacto, medirlo y eventualmente tomar medidas», dijeron.

Datos

Según explicaron los expertos llegan al Laboratorio diversas muestras para su análisis, las más habituales son de sedimentos y de aguas. Así mismo manifestaron que se presta asesoramiento a otros laboratorios de la Universidad que realizan servicios a terceros, como es el caso de un Laboratorio que hace calidad de aguas específicamente.

Por otra parte, los profesionales sostuvieron que parte de las aspiraciones del equipo apuntan a las ciencias ómicas, que es una parte especial de la química analítica. «Nosotros particularmente hemos trabajado en metalómicas que tiene como premisa entender el rol de los elementos en sistemas a nivel celular o en el sistema biológico, pero se ha abierto el campo de esta ciencia a múltiples campos y eso nos desafía a seguir investigando», concluyeron.

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