Marta Sadurní: «Es básico en un niño sentir la seguridad de que alguien está cuidando de él»


La Dra. Marta Sadurní de la Universidad de Girona (Cataluña) visitó por primera vez la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) para brindar el curso de posgrado denominado: Valoración de la relación padres-hijos (0-6) y del sistema de Apego como base para video-intervención en contexto de riesgo. La capacitación estuvo organizada por la Unidad de Ecobioética presidido por la Dra. Alejandra Taborda.

¿Cómo surgió la relación entre ambas instituciones?

Taborda: En 2015 mediante el apoyo de la Universidad, realicé una formación en Girona en el Laboratorio de Vínculo Afectivo que la Dra. Marta Sadurni dirige. Esa fue una estadía muy potente en términos de formación en la que Marta dedicó mucho tiempo para trabajar conmigo y formarme. Esto dio origen a publicaciones conjuntas y a la creación de un convenio específico entre las instituciones. A partir del intercambio con Marta, ella me incorporó como docente en la carrera de Maestría que dirige en Girona. Es una relación de lazos de amistad y profesionales muy intensos.

Sadurní: Recibir a la doctora Taborda fue un motivo de enriquecimiento muy grande porque aportó su mirada profunda sobre los casos e investigaciones que estábamos realizando. De allí surgió esta relación que creemos se mantendrá en el tiempo. Alejandra empezó siendo profesora invitada del Máster en formación en Psicoterapia y teoría del vínculo afectivo y ahora la consideramos como miembro permanente como docente del Máster.

¿Qué implica el abordaje de los vínculos familiares en los que existe maltrato?

Sadurní: Acercarnos a las cuestiones de maltrato es acercarnos a una complejidad muy elevada en que hay muchas miradas que deben tenerse en cuenta y que todas son importantes. Desde la mirada profunda que se puede tener sobre un caso o familia en particular a la necesidad que tenemos los equipos de todos los países de sistematizar las observaciones, de tener todos una misma mirada. Son casos de tanto riesgo que la subjetividad a veces puede condicionar la toma de decisiones, si lo hace un profesional con una formación u otra y estamos hablando a veces de casos de retirada de custodias de niños, por eso tenemos que tener una mirada lo más amplia y consensuada posible.

¿Existen similitudes y diferencias en los casos de maltrato entre ambos países?

Sadurní: Alejandra tiene un libro en el que yo participé y hemos realizado producciones en conjunto. Este curso permitió tener la oportunidad para que salgan intereses y poder ver si estamos igual en las situaciones de maltrato, si las miramos y registramos de la misma manera y se trabajan igual. Hay un interesante campo para abrir en cuanto al consenso.

Taborda: El maltrato tiene muchos aspectos aún no pensados. Europa en cuanto a esto nos lleva un poco la delantera. Por suerte la Ley de Salud Mental en Argentina ha promovido el poder pensar los derechos del niño y las características de las relaciones asimétricas y simétricas de un modo distinto, pero la construcción de los derechos del niño todavía están en vía de creación. Hemos evolucionado de un paradigma en el que los padres eran dueños de los cuerpos de los niños a este en el que el niño es sujeto de derecho. Es un gran paso pero es necesario construirlo con la comunidad.

¿Cómo se construye una relación sana de apego entre los padres y los hijos?

Sadurní: Es un campo muy amplio y es difícil decir una sola cosa, el concepto más importante en cuanto al apego, es la necesidad que tiene el niño, los seres humanos y todos, de tener un marco de protección. La sensación desde antes del principio de que alguien vela por ti, que alguien está disponible para ti y para tus necesidades. Creo que es un eje central. Muchas veces se ha hablado de que el ser humano tiene que ser independiente, pero ¿qué quiere decir esto?. Los seres humanos somos dependientes en un marco sano, desde el inicio. Dependemos de la mirada, de la ternura, de los cuidados de alguien que está protegiéndonos, eso necesita el niño.

Me gusta decir que es básico en un niño que está creciendo esta seguridad, pero también es básico para las personas adultas, que necesitamos que nuestros compañeros conyugales (por ejemplo) velen por nosotros, bidireccionar la relación. En el caso de un niño no es así, porque es el padre el que vela por el niño y no al revés, pero en caso de las relaciones adultas debe ser bidireccional. Las políticas también deben velar por el ciudadano, ya que deben sentirse protegido por quien debe cuidar de él, esto es algo más amplio.

Taborda: Si vos vas a los jardines maternales o de infantes, te das cuenta que el proceso de separación o lo que llaman adaptación está muy descuidado. Tiene mala prensa que los chicos lloren para enfrentar un lugar desconocido y no se los acompaña, sino que se los propulsa a adaptarse antes de tiempo. En realidad es indicador de salud mental que el chico quiera asistir acompañado por su cuidador principal a una situación desconocida y que poco a poco pueda relacionarse con el ambiente desconocido. Tenemos mucho para progresar en qué puede ser cuidados saludables.

¿Cómo se compatibilizan la creación de un vínculo saludable en la crianza con la necesidad que tienen los adultos de trabajar cada vez más horas fuera del hogar?

Sadurní: Las políticas sociales son muy importantes, la conciliación del trabajo con las necesidades que tiene una familia no tienen que ser minimizadas. Hay muchos factores que intervienen. No es la cantidad de tiempo que un padre está con el niño el que favorece un apego de base segura, sino la calidad de ese tiempo. Si una persona tiene la necesidad de trabajar, siempre dentro de un horario laboral conciliador y deposita su hijo en manos de un profesional, el mismo debe saber cómo acoger a ese niño y cómo minimizar el riesgo. Por eso, la formación de los cuidadores es muy importante.

La crianza conlleva una conciencia de lo que es la crianza, no se puede decir «estoy muy cansado» cuando recibes a tu hijo, uno tiene que tener la energía necesaria para atender a ese hijo y eso es lo que, entre muchas otras cosas, puede hacer la diferencia.

Taborda: Con Marta trabajamos con un concepto de «Madre grupo», con el que señalamos que la identificación que surge en la dimensión relacional es un paradigma básico de la estructuración del psiquismo. Esto quiere decir que los chicos se identifican con lo que el adulto hace, no con lo que el adulto dice. Se identifica tanto en la relación concreta uno a uno: el niño con el padre, el niño con la madre, el niño con la docente, como también en la emocionalidad que existe en esa red relacional. Hay situaciones de maltrato que no devienen en que el niño es un receptor directo del maltrato, sino porque es testigo de malos tratos entre los adultos. O la tensión que viven o no viven dentro de esta red relacional es casi lo que más rápidamente se inscribe en el psiquismo.

¿Cómo puede colaborar la institución educativa a identificar casos de maltrato?

Taborda: No sólo identificarlos, puede proveer modelos subjetivantes o no sujetivantes. Aquellas que no tienen en cuenta las necesidades del niño, son instituciones que no proveen estímulos adecuados en un proceso de subjetivación humanizante de prevención de la salud mental. La institución puede colaborar no sólo en detección, sino en saber qué se provee.

Antes se pensaba en que el psiquismo era más bien cerrado, que después de los tres (3) años el estímulo que se recibía tenía poca incidencia. Ahora se sabe que somos humanos con un psiquismo abierto a lo largo de la vida. El nivel educativo en sus distintos niveles transversaliza a todos y cada uno de nosotros. Esta es una oportunidad para promover cambios en el camino de la salud.

Sadurní: Se habla mucho del maltrato invisible a la infancia y la verdad es que somos muchos los que podemos mirar. La detección no es la única vía, pero es importante. Todos somos cómplices de esas miradas, los niños pasan mucho tiempo en la escuela y a veces uno puede detectar ciertos malestares y actitudes que no pueden pasar desapercibidos. Por otro lado, en España se ha avanzado en detección, pero hay que avanzar en dos (2) frentes más: en la prevención del maltrato, en detectar, poder actuar y tomar las decisiones correctas, pero también hay que avanzar en la prevención, allí la escuela a lo largo de la vida de una persona tiene mucho que decir también. La educación es global, es la persona humana, educar para ser persona en toda la magnitud de la palabra.

Por otro lado, qué hacemos una vez que detectamos el maltrato y protegemos a ese niño de esa familia tóxica, de sus padres tóxicos, porque aunque los padres sean así, no quiere decir que muchos de ellos no quieran a sus hijos. Por eso debemos ver cómo trabajar para que la reunificación pueda ser posible, si es que puede ser posible. Realmente algunos casos son muy difíciles de trabajar, lo que no implica tener que renunciar, sino hacer un mayor trabajo para ver qué programas de rehabilitación son más exitosos para ver si se puede salvar la situación o para decidir qué hacer para no tener a un niño con un proceso interminable. Hay que tener una mirada muy trabajada, estamos yendo por este camino, pero no podemos decir que hemos llegado todavía.

¿Qué implica el recorte en la edad en el abordaje de la problemática del maltrato?

Sadurní: De cero (0) a seis (6) son los años en los que se constituyen los patrones internos de apego, en que una parte de la personalidad emerge, se forma una base a partir de la que uno va teniendo experiencias que van cambiando, las bases son dinámicas. Por tanto uno no comienza de cero, sino que viene con todo un bagaje por detrás y hasta los seis (6) hay mucho tiempo para armar una mochila que muchas veces es muy difícil de llevar. Las experiencias que uno va llevando se van percibiendo a través de lo que uno lleva dentro. Los cimientos son muy importantes, siempre tienen que ser muy fuertes.

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