Especialistas de la UNSL estudian la toxicidad del cadmio en vegetales. Esta contaminación altera su ADN y pone en alerta a las especies dado que las plantas no crecen. Actualmente buscan detectar efectos de biorremediación con plantas nativas que sobreviven a la contaminación en zonas de industrias mineras y así otorgar una nueva herramienta a productores.
La licenciada y doctora en Biología, Verónica Pérez Chaca dirige un proyecto que estudia los efectos producidos por los estresores ambientales sobre especies vegetales nativas y de interés agrícola, principalmente el maíz y la soja. El avance de la investigación determinó que efectivamente el cadmio, y otros metales pesados, afectan a los vegetales, los contaminan y perjudican su ADN. La experta sostiene que realmente se ve cómo se modifica desde lo celular hasta lo morfofisiológico.
Esto, además de indicar una peligrosidad para la especie, pone en alerta al sistema productivo ya que la planta contaminada no crece y por lo tanto afecta la rentabilidad. Frente a este contexto, el equipo científico se propuso sumar el estudio de plantas nativas que crecen cerca de las industrias mineras para utilizarlas como biorremediadores. Así se busca otorgar una nueva herramienta a los productores, ya que si crecieran especies nativas cerca de suelos agrícolas contaminados se podría mejorar la contaminación debido a que absorben el cadmio sin ser afectadas realmente. Presentan un mecanismo de defensa que hacen que sobrevivan a esa toxicidad.
En un principio el proyecto solo estudiaba los efectos tóxicos del cadmio, pero actualmente también se investigan otros metales y contaminantes como el plomo, mercurio, arsénico y níquel que son generados, por ejemplo, en la industria minera.
Cadmio llega al vegetal por el agua, el suelo y por consecuencia de diversas actividades del hombre. Si bien este tóxico se encuentra en la corteza terrestre, la actividad humana antropogénica ha exacerbado la cantidad que se libera al medio ambiente. Algunos ejemplos son las industrias que fabrican pinturas y las petroleras. También los agroquímicos tienen trazas de cadmio y su uso en exceso deposita estas trazas en aguas y suelos.
Este compuesto tóxico modifica las propiedades y estructuras de los vegetales. Compite con algunos iones esenciales del suelo que requiere la planta para poder crecer, como el zinc. En relación a este tema, Pérez Chaca expresó que estudian esa competencia entre zinc y cadmio, y alertó sobre la importancia de que los suelos estén bien nutridos para evitar el «libre acceso» de los elementos químicos tóxicos a los vegetales.
La científica sostuvo que en el Laboratorio de Morfofisiología de la UNSL se realiza investigación básica que se vincula a la respuesta de las plantas a los distintos contaminantes, y agregó que este tema puede ser tomado por biotecnólogos o ingenieros agrónomos para llevar estos estudios a investigaciones aplicadas. «Será un nuevo desafío científico encontrar las formas de extraer el cadmio quelado en la raíz y así evitar que los suelos se sigan contaminando», dijo.
Dato
Actualmente, en otra línea de investigación del mismo proyecto, se estudian los efectos del cambio climático en las especies agrícolas, como por ejemplo la temperatura y la humedad en la conservación de las semillas.