«Fue un año de resistencia de todo el sistema de universidades nacionales»


En diálogo con Noticias UNSL, el rector de la Institución y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), C.P.N. Víctor Moriñigo, nos comenta cuáles fueron los desafíos que tuvo que enfrentar el sistema universitario argentino en el 2024. Al mismo tiempo, comparte sus deseos y expectativas en este nuevo año académico que comienza.

Terminó el 2024, un año muy difícil para la Universidad Argentina, ¿cómo lo viviste como Rector de la UNSL y Presidente del CIN?

Sin duda me parece que fue un año de resistencia de todo el sistema de universidades nacionales argentinas, en particular de la UNSL. A finales del 2023 teníamos mucha incertidumbre sobre cómo iba a ser la aplicabilidad del plan del Presidente. Cuando empezamos a tener certezas, el año 2024 empezó con un retraso en el pago de salarios, porque no habían dejado que el Banco Nación ejecutara los convenios del Plan Sueldo. Con eso empezamos mal, con mucho desconocimiento y mucho prejuicio del Gobierno hacia el Estado en general y a la Universidad en particular.

En febrero y marzo la discusión fue cómo el Estado nacional iba a ejecutar un presupuesto 2023 con una inflación del 200%. Eso nos llevó todo el primer cuatrimestre, con una marcha histórica el 23 de abril, que llevó a recapacitar al Gobierno, que terminó dando los fondos que se pedían, en cómodas cuotas, pero lo hizo y nosotros aceptamos porque sabemos que el Estado está pasando una época complicada. Ese fue un semestre de muchos problemas.

La Universidad, en un Consejo Superior en la Escuela Normal, tomó medidas de manera acertada. No fueron medidas simpáticas, pero sí de mucha austeridad, por ejemplo que no haya más horas extras, ni ingreso de personal, ni cobertura de cargos dentro del personal, que son cosas en las que siempre hay expectativa, sin embargo hubo que hacer eso para poder sostener toda la fuente de trabajo. La Universidad tomó la decisión con los gremios de no alterar la fuente laboral. Nosotros no despedimos a ninguna persona y eso fue muy importante.

Luego, tuvimos un segundo semestre con una nueva marcha el 2 de octubre, donde el tema pasó a ser más lo salarial que el funcionamiento. Allí no tuvimos el mismo éxito. Tuvimos una ley que fue sancionada por ambas cámaras, que luego el Presidente vetó y no pudimos sostener por los dos (2) tercios. Después entramos en un mes de noviembre muy tumultuoso, con toma de edificios y protestas, fruto de la desesperanza que el Gobierno no entendiera la urgente necesidad de recomponer salarios. Tuvimos un final de cuatrimestre bastante tumultuoso pero fructífero, porque los chicos pudieron terminar un año muy complicado.

En balance, fue un año de resistencia, pero creo que hay que valorar que la Universidad estuvo abierta y eso es el resumen de un año tan plagado de novedades. Después, la relación con el Gobierno nacional es lo que se puede ver en la tele, como una montaña rusa, donde todo el tiempo hay que explicar lo inexplicable, donde el Gobierno no hace nada pero instala temas. Hemos aprendido a medirnos entre el Gobierno y las Universidades y así está la relación a un cuarto de gestión del Presidente.

Como dijiste recién, a pesar de todo la Universidad siguió funcionando, brindando becas, abriendo el Comedor a la noche, siguiendo con programas o proyectos académicos y desde ciencia y técnica. ¿Cómo analizás esto al interior de la Universidad?¿cómo ha sido este trabajo

Todo eso empezó a cambiar después del 23 de abril cuando nos llegó la reconstitución de los gastos que pedíamos. Allí armamos un programa muy importante: Universidad de pie, donde volvió el Comedor de noche, se empezaron a pagar mejor las becas, las Facultades empezaron a tener sus gastos de funcionamiento, pudimos hacer un plan de obras que anunciamos en el último Consejo Superior cómo estaba su estado, de casi 700 millones de pesos.

Es un orgullo tener una administración austera funcionando, eso me parece muy importante. Cobramos nuestros salarios de manera normal los días 30 y 31, eso parece un derecho adquirido, pero para eso hay muchas personas trabajando, con instructivos que llegaban sobre la hora, con paritarias que se hacían unilateralmente.

Hay una parte de la Universidad que trabaja muy bien, con profesionales que saben muy bien qué hacer en la Secretaría de Hacienda, Administración e Infraestructura, de Ciencia y Tecnología, de Asuntos Estudiantiles y Bienestar Universitario. Al mismo tiempo, los sistemas que hoy tenemos, gracias al centro de cómputos, al área del DATSI, hacen que tengamos una velocidad en la comunicación. Junto a esto, han pasado cosas históricas, como la digitalización de toda la Universidad, que era algo impensado hace cinco (5) años atrás.

El problema no es solo Milei ahora, fue la inflación durante los cuatro (4) años anteriores. Venimos de diez (10) años muy tumultuosos y la Universidad ha seguido creciendo, porque han dado la cara docentes y nodocentes en función del sostenimiento de una Universidad que se proyectó internacionalmente, que tenemos cada día más graduados, una calidad para sostener. En el saldo hay mucho por lo que estar orgulloso

¿Cuáles son los desafíos en los últimos tramos de tu gestión en la UNSL y en el CIN?

Tenemos fechas del Plenario del CIN, que será los días 3 y 4 de abril en la UNSL, donde se elegirán las nuevas autoridades. Ha sido una tarea de muchísimas responsabilidad, un lugar donde generalmente no pasaban muchas cosas, pero terminó siendo un año en el que sí pasaron.

No ha sido fácil ser noticia en los prime time todo el tiempo, no ha sido fácil representar a todas las universidades del país por su tamaño, por su escala, su idiosincrasia. Creo que lo hemos hecho de la mejor manera.

Los desafíos son de mucha incertidumbre para el inicio del cuatrimestre, porque dependemos que el Gobierno nacional acerque una oferta salarial en febrero/marzo que destrabe el inicio. Eso puede ser vital, porque si se destraba todo empieza a ser de otra manera y si no es así, iniciamos un año muy complicado. Eso no depende de nosotros, sino que el Gobierno acerque una oferta salarial de al menos tres (3) o cuatro (4) meses, que no solo supere la inflación del mes que estamos corriendo, sino de todo lo perdido en el 2024. Si eso ocurre, creo que los empleados universitarios entenderán que empezamos a transitar una senda de recuperación, que será lenta, pero al menos lo será. Si no sucede, me parece que será una ratificación que todo lo perdido está perdido y que en el 2025 seguiremos perdiendo. Toda la expectativa está en ver cómo salimos de ese nudo en febrero, por ello le hemos dicho al Gobierno que por favor haga esos esfuerzos.

En cuanto al CIN, la expectativa es que en abril ojalá estemos discutiendo cuestiones científicas y académicas y no salariales, esa sería la esperanza.

Con respecto al final de la gestión, la UNSL empieza con un año electoral, eso tiene toda una particularidad. Por primera vez en 25 años estoy un poco corrido de los detalles, las alianzas y las gestiones. He tomado una decisión de no estar más en la gestión universitaria y me parece bien. Tiene que venir gente joven con nuevas ideas, estilos y formas. Me parece que en la Argentina en la que hoy vivimos, donde los líderes siguen siendo los mismos que cometieron errores, oxigenar una institución está muy bien. Tengo mucha fe que lo que la gente elija en la Universidad será lo correcto.

Si me preguntás cuál es mi objetivo el año que viene, es que el proceso electoral sea tranquilo, correcto y que la Universidad dé muestras de algo que hace mucho no se da muestra en San Luis, que es una transición ordenada. Tendremos nuevo rector seguramente en el mes de mayo, en la primera vuelta. Desde mayo a septiembre le quiero traer tranquilidad a la comunidad universitaria que seguirán cobrando sus salarios, que el Comedor seguirá funcionando, que seguirán los proyectos de ciencia y tecnología, que inauguraremos todas las obras que presentamos en el Consejo Superior en diciembre, que el nuevo rector pueda elegir su grupo de trabajo que coordine con mi grupo de trabajo, que la gente vea que se puede hacer una transición ordenada, dejar unas finanzas de la Universidad robustas y como corresponde, para que haya tranquilidad ante cualquier vicisitud con las que nos sorprenda el Presidente. Esa es mi idea, dejar la Universidad con un orden que le dé paz y tranquilidad a los universitarios.

¿Qué le dirías a las personas que siguen apostando y apoyando a la Universidad Pública, tanto a quienes ingresarán como a los/as trabajadores, docentes e investigadores que la conforman?

Como mensaje, que la Universidad argentina ha resistido peores momentos que estos. Somos la Universidad de Mauricio López. La Universidad argentina ha tenido desaparición de docentes, estudiantes, hemos vivido épocas muy oscuras de la historia argentina. Esta será una época oscura desde la gestión presupuestaria y creo que la Universidad lo va a resistir, va a salir adelante, habrá Universidad siempre.

Lo que debe saber la comunidad universitaria y quienes vayan a sumarse como ingresantes, es que aprovechen la enorme oportunidad de tener a la educación superior como un derecho, que la usen bien y que transiten por la Universidad de manera rápida. También que sean embajadores de defenderla, en cualquier situación social y familiar, que pongan en valor a la Universidad.

Nosotros la defendemos porque sabemos que sirve para hacer un país mejor, incluso para el país que piensa el presidente Milei, la Universidad puede ponerse al servicio de esa forma de pensar la economía, que te puede gustar o no, pero es la que votaron la mayoría de los argentinos.

Sería un activo para la Argentina el acuerdo, el diálogo, el tratarnos bien, por eso creo que la Universidad debe construir civismo, democracia, pluralidad, ciencia, conocimiento, todo eso es la Universidad, así que vale la pena defenderla y lo vamos a lograr.

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