El edificio fue inaugurado el 30 de agosto de 1970. Como su nombre lo indica fue llamado el «Barco» porque el diseño de su fachada se aproxima a la de un barco con sus cabinas que en este caso serían las ventanas que miran hacia la calle Lavalle.
Estaba destinado en un principio para una de las Facultades de San Juan (UNCuyo), pero finalmente lo asignaron a San Luis en el terreno comprendido entre la calle Lavalle y el galpón donde funcionaba Química Tecnológica. «Ese terreno era una canchita de fútbol donde jugábamos los Auxiliares Docentes de la época y alumnos de los últimos años y hasta el cura Antonio, joven sacerdote, que vivía en el Obispado, a dos (2) cuadras», contó el Dr. José Pedregosa, profesor Titular de Química Inorgánica, jubilado en el año 2013.
Fue proyectado con tres (3) plantas, cada una con dos (2) alas. Una del segundo piso estuvo destinada a Química Orgánica, con su Jefe el Dr. Antonio D’arcangelo y otros docentes investigadores como el Dr. Oscar Giordano, el Dr. Eduardo Guerreiro, el Dr. Matías Nieto, el Prof. Juan Kavka, entre otros. La otra destinada a Química Biológica, con el Prof. Orlando Alcalá, la Dra. Sofía Giménez, entre otros. Supo funcionar también Anatomía.
Un ala del primer piso fue destinada a Química General e Inorgánica, donde trabajaban el Dr. Gabino F. Puelles, el Dr. Estéban A. Jáuregui, el Dr. Héctor Garrera, el Prof. Tito Ibañez, los «chachos» Profesores Carmelo O. Saad, José Hombre y Rafael Giboín, y el Dr. José Pedregosa como Jefe de trabajos prácticos de Inorgánica, entre otros. Allí también funcionaba Botánica con el Prof. Pegel como Jefe. Y en la otra ala Fisicoquímica donde trabajaban el Dr. Carlos A. Ponce y el Dr Héctor F. Ferreti, entre otros.
En planta baja estaban los escritorios para los físicos, contando como figura destacable al Dr. Colavita quien había sido Rector de la UNCuyo, y en la otra ala estaba el Taller de Electrónica donde trabajaban el Dr. Barbenza, los Ing. Orden y Gellon y Milo Federigi, entre otros.
En estos 50 años muchos son los docentes e investigadores que han trabajado en el Barco, muchos de los cuales también fueron alumnos de grado y de posgrado. Los nodocentes que más permanencia tuvieron en el edificio fueron el cariñosamente llamado «Gordo» Villegas y Humberto Carrizo.
Haciendo un cálculo de mínima y estimando 60 alumnos por cuatrimestre en cada uno de los cuatro (4) laboratorios, estimativamente pasaron por el Barco unos 20.000 estudiantes. Sumado a muchos otros de posgrado que realizaron sus tesis doctorales o de maestría en la formación de recursos humanos calificados, que les permitió realizar estancias en importantes centros del país y extranjero y hoy desempeñan funciones en nuestra Universidad.
Además el Barco fue sede de visitas de personalidades de Ciencia y Técnica y Educación del país y del extranjero que dictaron cursos y tuvieron estancias de intercambio haciendo uso de convenios interuniversitarios.
«Siempre fue difícil conseguir la realización de obras para la Universidad y gestionar sin descanso para obtener nuevos edificios con aulas, laboratorios, oficinas, etc. Sobre todo cuando dependíamos de la UNCuyo. En este caso del edificio del barco los esfuerzos dieron sus frutos, muy sobrados por supuesto, y cumplió con una misión importante en el desarrollo de la educación superior y ciencia y técnica de la provincia, de la región y del país. Por lo menos así lo veo yo, uno de los sobrevivientes del comienzo allá en 1970», concluyó Pedregosa.
Aportes en contenido: Dr. José Carmelo Pedregosa y Dra. Sonia Riveros.
Foto de portada y 1: Archivo Histórico y Documental de la UNSL